CAPITULO 30

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CAPITULO XXX

A veces el amor es lo más hermoso del mundo, otras veces es lo más horrible que hemos tenido que enfrentar en nuestras vidas.

Muchas veces asociamos a el amor como ese sentimiento que nos llena de vida y esperanza, un amor puro y lleno de conformidad y confianza... Otras veces lo asociamos como un sentimiento oscuro y amargo, en el cual por más que queramos salir no podemos hacerlo, nos sentimos encadenados y encerrados a cumplir con esa condena por vida.

Durante todo este tiempo, me he dado cuenta que el amor no tiene final feliz. Todos esos cuentos de hadas, todas historias y películas que hemos vistos no han hecho creer en una mentira... Una mentira de un amor con final feliz que rompe lo que sea... un final feliz para siempre.

El hecho de comprometerme me ha demostrado que no soy capaz de cumplir un compromiso como tal, no funcionan mis sentimientos y pensamientos para ello. Independientemente mi mente ya tiene una imagen clara de lo que quiero, de la persona que quiero para el resto de mi vida... mi traga, mi vida, mi amor y mi todo; ese hombre tiene nombres y apellidos que solo con escucharlos me vuelve loca y nada me importa. Soy capaz de olvidar todo y escapar con él, como aquella vez me propuso. Escapar lejos de la realidad en donde solamente existamos los dos, nuestra vida, nuestra propia historia buscando la manera de estar juntos sin importar los obstáculos.

Quiero mi vida junto a él.

No he podido pegar el ojo en toda la noche, Dean no sale de mi mente, su tacto no sale de mi piel.

Me pongo de píe y comienzo a caminar por toda la habitación, necesito verlo y abrazarlo, no quiero continuar con esta mentira, han pasado dos años ya y no me aguanto más, me he cansado de esperar.

Miro mi reloj y son las 10:30 p.m., tengo varias llamadas perdidas de Wesley. Decido llamarlo para que me deje de molestar.

Contesta al timbre número cinco.

-Hola cariño -me saluda fríamente.

-Hola Wes -sueno relajada.

- ¿Cómo vas en tu trabajo de cualquiera? -me pregunta entre dientes.

- ¿Qué? -le pregunto indignada.

-Acaso me crees estúpido -su voz está llena de caprichos.

-Tú mismo lo has afirmado -si sigue con sus estupideces le colgaré- ¿Algo más que agregar? -lo que me faltaba para agregarle a mi noche.

-No por ahora, ¿donde estuviste hoy?

-En casa y luego fui al parque a conseguir clientes estúpido -me miro al espejo- Métetelo por donde te quepa, olvídate que soy un objeto tuyo... soy tu prometida -siento un amargo en mi garganta y decido sentarme a los pies de la cama.

Cuelgo el celular y enseguida lo apago lanzándolo a un lugar del cuarto. ¿Cómo soy tan estúpida de haberme metido en una relación que está enferma de celos?

-Me odio, me odio, me odio -doy varios golpes en mi cabeza- Eres una estúpida, decide que es lo que quieres en tu vida.

Después de varios minutos de estar sentada en el frío piso de mi habitación decido y a hacer algo que ojalá no me arrepienta.

Bajo al primer piso y marco desde el teléfono inalámbrico el número de teléfono de Dean, ojalá sea el mismo de hace varios años.

uno... dos... tres... cuatro...

- ¿Hola?- contesta con voz ronca- ¿Pasa algo? -mi piel se eriza y nada sale de mi boca- sé que alguien está ahí, escucho una respiración.

-Emm... -es lo único que puedo decir en estos momentos.

Una historia de amor que jamás dejará de ser escritaWhere stories live. Discover now