CAPITULO 37

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CAPITULO XXXVII

-Dean, dime la verdad, ¿quien te contó lo del bebé? -admiro su perfil y en su cara aparece una sonrisa pícara.

-Mi hermano me llamó por FaceTime y me contó -besa mi frente y se pone de pie; me está ocultando algo.

Recoge su maleta del suelo y me tiende su mano desocupada.

- ¿Que te parece si salimos a comer?, debes alimentarte bien -acepto su mano y tomo mi bolso que está en el escritorio.

-Ya te estas pareciendo a mi madre y a Less con tanta cantaleta -le hago una mueca y salimos de mi oficina.

La cara de felicidad que tiene Ashley se nota a metros, de milagro no está saltando en un solo pie.

-Ash, vuelvo más tarde -le informo.

-Sabes que no va a ser así -me dice Dean al oído haciendo que me sonroje.

Mi secretaria suelta una pequeña carcajada afirmando que ella también escuchó eso.

Miro a Dean en forma de regaño y seguimos nuestro camino.

-Me vas a pagar eso -le digo entre dientes intentando sonar enojada, aunque es todo lo contrario.

Entramos al ascensor.

- ¿Como quieres que te pague la sonrojada? -me mira por el rabillo del ojo e intenta no reír.

-No sé, pero lo harás -miro hacia el frente.

- ¿Con besos, abrazos, chocolate, pizza? -hace pucheros y me acerca a él.

-No lo sé -sigo haciéndome la difícil hasta que para el ascensor y lo miro directamente- ¿Que haces?

Saca su celular y me acorrala contra la pared de este y comienza a besar mi cuello- ¿Qué tendrán los ascensores? -dice mientras juega en mi cuello.

Siento que voy a empezar un viaje hacia el paraíso.

- ¿Cómo te digo?, ¿Grey? -bromeo y el ríe negando con su cabeza.

-No, mejor que él... Yo no follo, yo hago el amor, y eso es mil veces mejor, mi amor -habla lentamente en mi oído haciendo que mis piernas fallen.

Su boca pasa de mi cuello a mis labios y comenzamos a demostrarnos cuanto nos hemos extrañado. ¡Dios!, los labios de Dean no tienen comparación ni en un millón de años.

El dios griego comienza a desabrochar mi short y poco a poco va metiendo su mano dentro de este.

-Dean... hay... cámaras... -casi no puedo hablar por lo acelerada que está mi respiración.

-No te preocupes por eso, ya me he ocupado -dice roncamente.

Llevo mis manos debajo de su camiseta y siento su piel caliente, está ardiendo, y no precisamente porque está enfermo.

-Mejor salimos rápido de aquí, antes de que se den cuenta y abran las puertas del ascensor en cualquier momento- me besa por última vez y me ayuda a acomodar mi ropa.

Él se ve normal y perfecto. Veo mi reflejo en el ascensor y parece que hubiese corrido una maratón de no sé cuántos kilómetros.

De nuevo el ascensor comienza a funcionar y aprovecho el poco tiempo para terminar de arreglarme. Apenas se hambre las puertas, se acercan a nosotros un grupo de técnicos y personal de seguridad.

-Ya íbamos a rescatarlos, señorita -caramba, cuanto hemos durado allí dentro.

-Tranquilos, todo está bien -responde por mi Dean- pero de igual forma, deben revisar el ascensor -dice tranquilamente y me guía a la entrada del edificio.

- ¿Qué carajos pasó allí dentro? -le pregunto en un susurro y el me mira pícaramente. Le doy un pequeño golpe en el brazo y río -no me refiero a eso Dean, ¿acaso solo piensas en sexo? - besa mi frente y ríe.

-No, amor. Primero, ya te dije que yo solamente hago el amor a ti únicamente -besa el dorso de mi mano. De nuevo aparece el cosquilleo en mi vientre- Segundo, usé una aplicación de mi móvil para desactivar las cámaras. Deben mejorar la seguridad del edificio.

Me dirige hacia su auto ayudándome a entrar y cerrando mi puerta. Le mando un mensaje a Ashley diciéndole la falla que tuvo el sistema de cámaras y de inmediato me responde que se va a hacer cargo de ello y que disfrute de mi día.

-Cuéntame, ¿que tal me veo desnudo? -dice al ver que salimos del parqueadero y tengo la vista puesta en la ventana.

-Por lo que veo quieres que te deje le brazo morado de tantos golpes -le doy uno- deja de pensar solo en sexo, hay cosas mejores -río y hago una mueca de dolor, Dean se da cuenta y sale de la carretera para poder parar el auto.

- ¿Que sucede?, ¿te sientes bien? -me mira alarmado y asustado. El dolor se hace más fuerte y hace que se me escape un pequeño quejido.

Al escuchar eso, Dean arranca el auto informándome que me llevará al hospital, respondo un "sí" moviendo la cabeza.

Me acurruco en el asiento y cierro mis ojos fuertemente.

Dios, que mi bebé esté bien, que no sea nada malo, por favor, por favor...

Dean me dice varias cosas, pero no le entiendo, estoy encerrada en mi burbuja rezando que no sea nada malo.

No sé en qué momento el dios griego ha estacionado el auto en la entrada de urgencias y ha abierto la puerta de auto. Las lágrimas caen por mis mejillas y el dolor empeora cada vez más y más.

- ¡Alguien que me ayude! - grita Dean al llegar a la sala de espera, llega de uno de los extremos una camilla y varias enfermeras, me ponen con cuidado en ella y Dean desaparece de mi vista rápidamente. Sólo veo como las lámparas que están en el techo pasan rápidamente. Abrazo mi abdomen y siguen cayendo las lágrimas por mis mejillas, mi vista es borrosa y casi no puedo respirar, mi nariz está congestionada.

Dean

Al ver el cambio que tuvo Blue de un momento a otro y en su estado, me alarmó demasiado. No me perdonaría si le pasa algo a ella o a mi hijo. Que todo esté bien y nada malo pase es lo que pido. No quiero perder a Blue nuevamente.

Antes de dirigirme al lugar señalado por una de las enfermeras, tomo mi celular y le marco a la madre de Blue y a mi madre, les informo lo sucedido y me dicen que enseguida salen para acá.

Me siento en uno de los sofás y apenas apoyo mi cabeza en mis manos, comienzo a llorar como un niño pequeño desesperado, lleno de miedo. En estos momentos no me importa que las personas que están a mi alrededor me miren de manera extraña o con lástima. Sólo me importa que Dios escuche mis oraciones y no me abandone en esta nueva batalla... ¿contra quien debo luchar para ganarla?, ¿que o quien es el causante de este nuevo problema?, ¿seré yo?, ¿serán problemas anteriores?, ¿será la voluntad de Dios?

¡Ahg!, estoy por creer que la vida no me quiere ver feliz y tranquilo, siempre ha de pasar algo y con las personas que más quiero.


Una historia de amor que jamás dejará de ser escritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora