Capítulo nueve: Pensamientos.

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Dos golpes en la puerta anunciaron su llegada, y algunos segundos después Carisi apareció parado en el umbral de la puerta mirándola con una sonrisa dulce. Amanda sonrió tímidamente y agachó su mirada, ese hombre lograba intimidarla con tan sólo una mirada. Él apoyó una de sus manos en el mentón femenino y levantando su cabeza volvieron a cruzar sus pupilas.

—¿Qué ocurre? —Indagó Carisi preocupado y ella lo miró.
—No sé si hago bien estando aquí, a veces pienso que es un error. —Se sinceró Amanda suspirando profundamente, y lejos de ofenderse Sonny la entendía. Después de todo ella era policía y el delincuente.
—No me ofenderé si decides irte, estás en todo tu derecho bonita.
—Ese es el problema, no quiero irme. —Aseguró la rubia, y tomando el valor que necesitaba motivada por sus impulsos lo besó dulcemente inspeccionando tímidamente esos carnosos labios. Carisi la envolvió entre sus brazos y atrayéndola contra su cuerpo entraron a la casa y de una pequeña patada cerró la puerta.

Él se animó a profundizar ese beso, mientras sus manos inquietas acariciaban su cabello y la columna de Amanda, ella entregándose a ese gesto con gusto acomodó suavemente sus manos en la nuca masculina, dejando tiernas caricias allí. El tiempo parecía prolongarse, mientras que ambos deseaban permanecer unidos mucho tiempo más, luchaban contra la falta de oxígeno y se permitían sonreír en medio de mordidas y cálidos besos, disfrutando del contacto del otro.

—Es lindo tenerte aquí. —Susurró él en sus labios, sonriendo como si fuera un niño pequeño. Ella asintió con la cabeza afirmando aquella frase, para Amanda también era lindo estar ahí.
—Creo que fue una buena decisión venir aquí.

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Olivia manejaba rumbo a casa más confundida que nunca. Constantemente miraba por el espejo retrovisor con atención chequeando que Santino estuviera bien, el niño continuaba durmiendo y eso le permitía pensar en lo que había pasado minutos antes con Elliot. Una revolución de sensaciones se había desatado en su interior cuando los labios de ese hombre impactaron contra los suyos. Más de una vez se había sentido tentada por rozarlos, por volver a tocar esa piel carnosa que la había enloquecido en su momento, pero lo creyó imposible. Y ahora, que se había vuelto una realidad, que se habían vuelto a besar sin presiones, dejándose llevar solamente por el deseo que los abordaba no tenía palabras para explicar lo que sentía. ¿Qué pasaría ahora? ¿Cómo podría continuar relacionándose con él después de lo que había ocurrido? No podía negar que había sucumbido a sus deseos, pero en ese instante, se le volvía extremadamente difícil volver a imaginar una relación con Elliot solamente por Santino.

Una vez que llegó a casa, estacionó el coche y una vez que se bajó alzó con cuidado a Santino en sus brazos, quién abriendo lentamente sus ojos se acomodó y apoyando su cabeza en su hombro el niño continuó durmiendo. Olivia sonrió enternecida y entró a la casa. Dejó como pudo las cosas sobre el sofá y se dirigió a la habitación del pequeño, lo acostó en su cama y tapándolo con las sábanas y la colcha dejó un cálido beso en su frente. Ella se permitió observarlo unos minutos, tratando de olvidar todo lo que había ocurrido.

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Mientras tanto, en la casa de Sonny la rubia y él se encontraban sentados en el sofá bebiendo café y charlando de trivialidades, Carisi amaba la forma en que Amanda se ruborizaba y escondía su risita detrás de su taza. Y a ella le gustaba la mirada rasgada de él cuando sonreía ante cualquier cosa que le decía.

—No pensé que vendrías, realmente creí que ignorarías el mensaje con la dirección que te envíe. —Confesó Carisi mientras bebía un sorbo de café.
—No sabía si venir o no, creo que me convencí que era lo mejor, deseaba verte en verdad.
—Yo también. ¿Fue un buen día de trabajo?
—Eso creo. ¿Tú cómo estás?
—Bien, feliz de tenerte aquí conmigo. —Respondió Sonny robándole un beso, Amanda sonrió y volvió a darle un beso.
—¿Crees que está bien esto que hacemos?
—Sinceramente no lo pienso, me lanzo a disfrutarlo y ya. Si tú te sientes bien creo que es lo que importa.
—Perdón por esto, es que tengo tantas dudas y creo que estoy a punto de volverme loca. —Ella suspiró profundamente y mientras bebía un sorbo de café vio como Carisi enarcaba una ceja.
—¿Cuáles son esas dudas?
—Son sobre ti. —Puntualizó la mujer y él asintió con la cabeza.
—Lo que quieras saber yo te lo diré Mandy.

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Un rato después, suaves besos en su rostro lograron despertar a Olivia y hacerla sonreír. Al abrir sus ojos ella pudo ver a Santino llenándola de cálidos besos y pidiéndole que se despertará, con la afirmación de que tenía hambre. Aprovechando el espacio libre la castaña comenzó a hacerle cosquillas en la panza al niño, quien reía animadamente implorándole que frene.

—¿Te sientes mejor hijo?
—Sí mami ¡Tengo mucha hambre! —Pronunció Santino efusivamente y Olivia río.
—¿Qué quieres comer?
—Fideos con mucha crema. —Respondió el niño y ella asintió conforme con la elección, también se le antojaba.
—Está bien, ahora vamos a cocinar, pero antes tenemos que hablar tú y yo hijo.
—¿Hice algo malo? —Indagó Santino con cara de preocupación, la seriedad que su madre había puesto lo había alertado.
—No mi amor ¿Quieres contarme que ocurrió hoy en la escuela? Tu papá me ha dicho que tus compañeritos te hacen burla.
—Sí ma, siempre lo hacen. —Respondió el niño con tristeza intentando no llorar— Le he dicho a las maestras, pero a pesar de que los retan lo siguen haciendo. Yo los quiero juntos mami ¿Por qué no se puede?
—San mi amor, nosotros hemos hablado muchas veces este tema. Sé que es difícil y créeme que para mí también es doloroso no poder darte la familia que te mereces, pero siempre con tu papá hemos intentado llevarnos lo mejor posible y darte todo lo que podemos, porque te amamos.
—Pero... ¿Por qué no están juntos? Él es lindo y tú también.
—Sé que es lindo mi amor, pero a veces, no todo sale cómo queremos y hay que adaptarnos a la situación lo mejor que podamos. Hoy elegimos con tu papá estar separados, y llevarnos bien por ti. —Pronunció Olivia mientras acariciaba la mejilla infantil— Tú eres lo mejor de nuestra vida San, y te amamos más de lo que puedes imaginar. Tú sabes que siempre vas a poder contar conmigo, y con Elliot para todo lo que necesites. Si bien, no estamos juntos, pero estamos siempre aquí, para ti.
—Yo también te amo mami, muchísimo. —Olivia sonrió ante esa respuesta, siempre que oía esa frase su corazón se llenaba de alegría.
—Antes de ir a cocinar ¿Quieres hablar con tu papá? Estaba muy preocupado hoy por ti en la clínica.
—¡Si!

Olivia rio ante el entusiasmo de su hijo y luego de regar su mejilla de besos cargados de ternura tomó su celular y llamó a Elliot para que Santino pudiera hablar con él. Mientras eso pasaba, ella se dirigía a la cocina con el objetivo de ir preparando las cosas para cocinar. Aún no dejaba de pensar en ese beso y sentía que poco a poco iba a enloquecer si no ocupaba su mente con otras ideas, con otras cosas.

Segundos después la voz de Santino la interrumpió, Olivia miró a su hijo.

—¿Ya terminaste de hablar con papá? —Indagó ella y el niño asintió con su cabeza mientras le entregaba el celular— Bien, ahora ven a lavarte las manos así iniciamos a cocinar.
—¡Está bien mami!

Mientras tanto, Elliot no dejaba de dar vueltas por el living. Desde que había llegado de la clínica no dejaba de pensar en lo que había ocurrido con Olivia, se sentía extraño, confundido, temeroso. Sabía que ese beso podría cambiarlo todo y quizá ella no querría seguir relacionándose, quizá ella decidiría no verlo más, quizá... quizá. Despeinó su cabello con sus manos y suspiró frustrado, en medio del embrollo de sensaciones que golpeaban su interior su mente se centró en un solo interrogante. ¿Por qué lo había hecho? Siempre habían intentado más allá de ese odio inexplicable al menos para él y las peleas cotidianas llevarse lo mejor posible para que Santino tuviera una vida feliz, para poder acordar cuestiones importantes y básicas de la vida del niño en paz, pero últimamente, su corazón le estaba jugando una mala pasada, y le hacía preguntarse qué era lo que sentía realmente por esa mujer y se tornaba imposible para Elliot explicarlo, poder poner en palabras las emociones que se encendían en su interior cada vez que estaba al lado de Olivia Benson. 

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora