Capítulo cuarenta: Hacer el amor.

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¡Holi! Nuevo capítulo, y a partir de aquí arrancamos con la cuenta regresiva hacia el final de "Aprendiendo a amarte" *se hace un bollito en la cama y llora* ¡Espero que les guste y GRACIAS por el apoyo! 

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Aquella noche Olivia intentó olvidar lo que había ocurrido por la tarde en la casa de Amanda, pero era evidente que todo eso había provocado que su corazón se inundará de tristeza.

—¿Qué ocurre bonita? —Preguntó Elliot abrazándola por detrás, ella suspiró y cerró sus ojos apoyando sus manos sobre las suyas— Te noto algo triste.
—Nada mi amor, tan sólo estoy algo cansada. —Respondió Olivia intentando sonar convincente, lo que menos quería era desilusionarlo— Fue un día muy largo.
—¿Puedo ayudarte en algo? —Indagó Elliot preocupado y ella asintió dejando caer sus lágrimas— ¿Qué pasa Liv?
—¿Me abrazas fuerte? Por favor.

La voz quebrada de ella le dio la pauta de que no debía preguntar nada, o al menos no en ese momento, así que sin dudarlo la envolvió en sus brazos acariciando con ternura la extensión de su espalda, Olivia se aferró fuertemente a Elliot sin decir una sola palabra dejando que todas esas emociones que estallaban en su interior se exteriorizarán en completa confianza.

El silencio que se había creado entre ambos había logrado tranquilizarla, pero también había aumentado el nivel de preocupación en Elliot quién alejándose de Olivia la miró a los ojos secando sus lágrimas con las yemas de sus dedos.

—¿Estás mejor? —Indagó él mirándola a los ojos y ella asintió con su cabeza— ¿Quieres contarme que está ocurriendo? —Olivia negó con su cabeza cerrando sus ojos, lo único que deseaba era poder contárselo, pero no podía, no quería lastimarlo— No quiero presionarte Liv, pero en verdad me preocupa esta situación.
—Lo sé, sólo... No es nada Ell.
—¿Es algo del trabajo?
—Estoy algo estresada, quizás es eso. —Tratando de evitar ese tema, sabía que si él seguía insistiendo ella no aguantaría y le contaría todo.
—Liv... —Susurró Elliot sin creer en eso, pero Olivia negó volviéndolo a abrazar.
—No quiero hablar de ello, entiéndeme por favor.
—Está bien.

Él entrelazó sus dedos con los de ella y simplemente se quedó en silencio otra vez dándole todo el tiempo que Olivia necesitaba para tranquilizarse por completo, en ese momento agradecían el hecho de estar solos. En medio de la tristeza y de toda la desilusión que inundaba el corazón de ella una llama de deseo se encendió en su interior, y lo único que deseaba era estar entre sus brazos, desnuda y amándolo, ocupando su mente en complacer a ese hombre del cual estaba profundamente enamorada.

Alejándose apenas un poco de Elliot centró sus pupilas en los ojos azules de él, sonrió tímidamente aún con lágrimas mojando su mejilla y sin soltar su mano se acercó nuevamente para poder besarlo dulcemente con la intención de manifestarle ese deseo que estaba creciendo en su interior. Luego de unos segundos Elliot tomó ese gesto como un claro hecho de que Olivia deseaba estar con él así que, apoyando la mano que tenía libre en su mejilla profundizó ese beso.

—¿Estás segura? —Susurró él en sus labios queriendo comprobar sus sospechas y ella asintió mordiendo su labio inferior.

Volvieron a unir sus labios, pero esta vez Elliot la acostó sobre la cama con suavidad poniéndose en pie para observar aquella obra de arte que gracias a Dios era suyo, ella le pertenecía tanto su alma como su piel y no podía estar más agradecido con ello. Olivia sonrió tímidamente y con toda la intención de excitarlo fue desprendiendo lentamente cada botón de su camisa, mientras que Elliot expectante la miraba desde su lugar. A la par iba alternando esa acción con caricias lentas sobre su torso.

—¿Te gusta? —Preguntó Olivia susurrando con una pícara sonrisa en su rostro sin dejar de tocarse, él tragó duro sintiendo cada parte de su cuerpo quemar y asintió con su cabeza.
—Me encanta, me encanta y mucho.
—Me encanta que eso suceda, me excita y mucho.

A ella le excitaba su mirada cargada de deseo y a él le excitaba cada acción que Olivia llevaba a cabo para enloquecerlo, sabía que nunca iba a cansarse de ello. El tiempo pasaba rápido para los demás, pero lento para ambos, y una vez que ella logró quitar su camisa Elliot pudo volver a posar sus manos sobre el cuerpo femenino. Sus labios se unieron nuevamente, y en pocos movimientos la remera masculina acabó también en el suelo.

Las manos de Olivia recorrieron la espalda de Elliot sin parar, no dejaban de besarse y no deseaban hacerlo, el calor del ambiente iba subiendo y pequeñas gotas de sudor comenzaban a nacer en sus frentes, en sus pechos y en sus espaldas.

—Me encantas tanto por dios. —Gimió él mientras mordisqueaba su cuello, Olivia gimió también y sonrió.
—Tú también, y no puedo evitarlo. Sigue, por favor.

Acatando a su pedido Elliot quitó su pantalón dejándola en ropa interior, y aunque deseaba ir mucho más allá se tomó todo el tiempo del mundo para adorarla, y para amarla como Olivia se lo merecía, porque ambos sabían que en esos momentos donde el deseo desbordaba compartían el amor más puro y sincero.

Con sus dedos acarició por encima de sus bragas su zona más sensible, algo que lógicamente logró estremecerla y hacer que arquee su espalda, por instinto y al sentir como Elliot seguía a la perfección con su tarea Olivia se sujetó de las sábanas y cerró sus ojos sintiendo como en su interior todas aquellas sensaciones placenteras se multiplicaban con el paso de los segundos.

—Te amo, Olivia. —Pronunció Elliot encantado ante la imagen que tenía frente suyo.
—Te amo. —Respondió ella como pudo, casi en un susurro.

Una vez que Olivia alcanzó el primer orgasmo Elliot frenó con sus caricias y con una sonrisa en su rostro se inclinó hacía ella, le robó un beso y fue ahí donde él se encargó de besar cada parte del cuerpo de su amada alternando entre lamidas y leves mordidas que provocaban que ella gimiera, más allá de que Santino estuviera en ese instante durmiendo en una habitación cercana a ellos ella no podía evitar los sonidos que se escapaban de su boca y a Elliot le encantaba eso.

Entre besos, caricias y dulces palabras de amor y deseo Olivia logró relajarse por completo y entregarse sin resguardos, sin miedos, sin limitaciones. Disfrutaba del hombre que tenía a su lado, y no le importaba nada más en ese momento, porque a su lado lo tenía todo, a su lado se sentía la mujer más completa del mundo. Junto a él y a Santino la vida de Olivia Benson adquiría un sentido increíble y único.  

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora