Capítulo dieciséis: Quedar al descubierto.

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¡Hola a todos! Primero que nada muchas gracias por los comentarios que dejaron en el capítulo anterior, fueron un gran mimo para mí, algo que me emociona de verdad y algo que me impulsa a continuar escribiendo y publicando esta propuesta, de verdad que nada de esto sería posible sin ustedes. Amo recibir comentarios, sugerencias, pedidos, etcétera. ¡Son lo más! ❤❤❤

He aquí un nuevo capítulo, espero que les guste❤

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Sus miradas se encontraban entrelazadas al igual que sus cuerpos debajo de las sábanas. Olivia tenía su cabeza apoyada en el pecho de Elliot y ahí podía oír el sereno latir de aquel corazón. Por su parte él la acobijaba entre sus brazos mientras acariciaba cálidamente su espalda deseando que ese momento nunca acabe.

—¿Puedo preguntar algo? —Pronunció Elliot en un susurro, y Olivia que no podía dejar de acariciar el mentón y las mejillas masculinas asintió con su cabeza— ¿Qué es lo que te trajo hasta aquí?
—La incertidumbre de no poder tener un futuro estable, las inacabables ganas de querer aclarar lo que siento, las ganas de volver a sentir tu piel contra la mía y también un poco de locura. —Respondió ella y ambos rieron, Elliot se animó a entrelazar sus dedos con los suyos.
—¿Y pudiste aclarar lo que sientes? —Indagó él con cautela, esa era su oportunidad de averiguar qué era lo que sentía la castaña y no quería perderla, no podía perderla.
—Sí.
—Me alegra en verdad, yo también pude aclarar y poner en orden mis sentimientos. —Le comentó Elliot y Olivia se levantó un poco apenas apoyando su codo en la cama para sostener su peso, automáticamente lo miró a los ojos.
—Y... ¿Qué es lo que sientes? —Preguntó ella temblorosa.
—Que desde siempre mis sentimientos estuvieron intactos, y que nunca supe verlo, nunca supe ver que te amo de verdad, y que eres tú la que ronda mi mente y mi corazón. Que no deseo a nadie más que a ti, y que haría lo que sea para poder estar a tu lado.

La confesión de ese hombre fue capaz de romper las estructuras internas que con tanto esfuerzo y sufrimiento Olivia había levantado. Nunca se hubiera imaginado que él sentía lo mismo que ella, nunca hubiera pensado que en una situación tan íntima Elliot le confesaría sus sentimientos, nunca hubiera esperado volver a estar entre sus brazos. Hacía años se había hecho la idea de que él nunca se fijaría en ella, y que todo lo que podía soñar debía enterrarlo bajo tierra y olvidarlo, pero ahora que veía que los dos sentían lo mismo no sabía cómo reaccionar.

—¿Por qué ahora y no antes? —Preguntó Olivia dejando caer sus lágrimas, inevitablemente aquellas emociones habían estallado en su interior.
—Porque fui un cobarde, por egoísta, creí que nunca te fijarías en mí y comencé a buscar en las demás lo que deseaba de ti.
—Sí tan solo lo hubieras dicho, si tan sólo te hubieras jugado por mí hubiera sido todo tan distinto.
—Pensé que me querías lo más lejos posible.
—¡No! ¡Te quería a mí lado y no supiste verlo! ¡No supiste ver que te amaba con toda mi alma, y que moría porque te fijarás en mí! ¡No supiste verlo y preferiste buscar en las demás sin importar cuánto sufría por ti!

La explosión había sido inevitable, el momento de decir las verdades estaba ahí latente, y todo fue tan potente como una cachetada directamente en el rostro. Ella se culpaba, también había sido cobarde por no haberle dicho acerca de sus sentimientos, por no haberse jugado por lo que sentía, por dejar que su mente le jugará una mala pasada, por sentirse menos que las demás, también se sentía una egoísta por no haberle dado la posibilidad a su corazón de amarlo, y tener que fingir un odio que la había destruido y había hecho infeliz tanto a Elliot, como a Santino, como a ella misma.

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Mientras tanto, bajo la luz de la luna Amanda sonreía en los brazos de Carisi luego de que él la besara varias veces con aquella ternura que tanto amaba.

—No puedes estar aquí. —Susurró ella mientras volvía a darle un beso, él sonrió traviesamente y asintió.
—Lo sé, no es normal que un delincuente se acerque a una comisaría, pero deseaba verte.
—¡Eres un tonto! —Río Amanda por la broma de él, y mirándolo suspiró profundamente— Yo también deseaba verte.
—¿Estas en servicio? —Preguntó Sonny mientras acomodaba un mechón detrás de su oreja.
—Sí, está semana trabajo por la noche. Ya sabes, horarios rotativos.
—Está bien, eso me pone contento porque significa que por la tarde estarás libre.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero invitarte mañana a un lugar.
—¿A dónde? —Indagó curiosamente Amanda enarcando su ceja y Carisi volvió a besarla.
—Es una sorpresa, pero prometo que llegarás a horario para trabajar.
—Está bien.

Y como si fueran dos imanes sus labios volvieron a unirse para despedirse, él no quería que la rubia tuviera problemas en su trabajo, por eso había decidido que era momento de marcharse y comenzar a contar las horas para volver a verla al día siguiente. Amanda dejaba suaves caricias en la nuca masculina mientras se deleitaba de aquella carnosidad que había comenzado a amar.

Pero en ese momento una voz los interrumpió provocando que ambos se alejarán y ella fijará su mirada en aquella persona.

—¿Amanda?

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Una vez que su respiración se había calmado Olivia secó sus lágrimas, pero estas inevitablemente continuaban cayendo, habían sido demasiadas emociones en tan pocas horas.

—¿Estás bien? —Preguntó él acariciando su cabello, aún continuaban en la misma posición. Ella asintió con su cabeza y un sollozo se escapó de sus labios— Estás llorando aún.
—Fueron muchas emociones en tan pocas horas. —Reconoció Olivia sin importar que Elliot la viera en ese estado de debilidad. Él asintió acobijándola aún más contra su pecho.
—Lo entiendo, perdón que no pude decirte todo esto antes, hubiera querido que lo supieras.
—Lo sé, pero lo importante es que pudimos hablarlo.
—¿Y ahora? —Preguntó Elliot y Olivia que acariciaba su pecho suspiró.
—No estamos solos, Elliot. Santino es nuestra prioridad, y debemos cuidarlo.
—Lo sé, nunca haría nada que lo lastime.
—Eso me deja más tranquila, y en cuánto a nosotros no lo sé, es la primera vez que no sé cómo actuar, si estoy aquí fue porque pude animarme, pero ahora no lo sé.
—¿Puedo decidir por los dos?
—¿A qué te refieres?
—Que no deseo estar con otra persona que no sea contigo, y quiero que lo intentemos, iremos despacio, lo haremos a tu modo, puedo esperar.
—¿De veras me esperarías? —Indagó ella confundida ante tanta información.
—Claro que sí bonita.  

Aprendiendo a amarte|| Bensler - Rollisi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora