1. Prólogo. El regreso a una vida

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" NO IMAGINAS LO FUERTE QUE PUEDES LLEGAR A SER HASTA QUE SER FUERTE ES LA ÚNICA ALTERNATIVA QUE TIENES "

Derramó algunas lágrimas el día que se fue en ese avión. Por todo lo perdido y por lo que alguna vez pudo ser. Nunca sintió que perteneciera a ese lugar y menos que perteneciera a él. La despedida fue fría. Un alivio para los dos. Una forma de ocultar los problemas que había entre ellos. Lo mejor fue quitarse de en medio e intentar cada uno vivir por su lado. Aunque estuvieran unidos para siempre y ese para siempre fuera un hasta nunca.

Todo empezó una noche de alcohol, de ansiosos besos y de profundas caricias. Eran conscientes de lo que hacían, pero no de lo que pasaría. No hubo arrepentimientos, pero si la culpa después de que las consecuencias de sus actos les golpeara a ambos en la cara. Sus familias tomaron las riendas de la situación y los obligaron a estar juntos cuando ni ellos mismos sabían ser el uno para el otro.

El miedo, la culpa, la sensación de que siempre lo hacían todo mal, era su día a día. Dos desconocidos. Una vida por delante. El asumir que esto era su futuro.

Y cuando una luz parecía iluminar sus vidas, la luz se apagó sumiendolos a los dos en la oscuridad para siempre. Una oscuridad que aún a día de hoy los sigue consumiendo poco a poco.

Una llamada vuelve a cambiar sus vidas. Ella es la que viene a cambiar su vida. Un ruego, una imposición, otra vez todo como siempre. Aunque esta vez intentarán ser los dueños de su destino, sin saber que ambos son el destino del otro.

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25 de septiembre de 2021

Naira se bajó del avión sin poder creerse que de nuevo estaba en Barcelona. La ciudad que le dió y le quitó todo en un abrir y cerrar de ojos. La odiaba. La odiaba con todas sus fuerzas porque cada vez que escuchaba su nombre todos sus recuerdos volvían a ella una y otra vez. Recordaba cada lágrima derramada, cada reproche, cada palabra contenida. Cogió su maleta resignada a que pasaría mucho tiempo en esta puta ciudad y si, también con él.

Salió de la terminal con paso decidido hasta salir del aeropuerto en dirección a la parada de taxis. Se subió en uno y el conductor le preguntó con amabilidad la dirección. Ella se la dió sonriendo. Cogió su móvil y marcó el número de su madre. A los pocos tonos, ella respondió.

- ¿Ya has llegado Naira?

- Si, ya estoy aquí -le respondió ella con dureza. Aún estaba enfadada, ella era una de las cuatro culpables de que estuviera de nuevo en esta ciudad

- ¿Todo bien?

- Si, todo bien

- Cuando llegues...

- Mamá déjalo. Sé lo que tengo que hacer, no os preocupéis

- Naira, aunque no lo creas me preocupo por ti

- Si lo hicieras, no estaría aquí en un taxi, seguiría en París, pero bueno, el niño bonito es más importante que yo, siempre lo ha sido

- Cariño, tienes que entender que él está perdido y te necesita...

-¡No me hagas reír mamá! Sé muy bien lo que todos queréis de mi. Tendré 19 años pero idiota no soy ¿vale?

- Has madurado mucho mi vida

- ¡Que remedio! Bueno, te dejo que se me va la cobertura

Le colgó a su madre al pasar por unos túneles. No tenía ganas de escucharla, de que intentara convencerla de nuevo de que esto que hacía era lo mejor. Ella ya sabía lo que era lo mejor, y no era estar aquí en Barcelona y volver a su lado. Ella quería volver a París. Donde era feliz. Donde salía a la calle sin miedo, disfrutando de la vida, del sol, de sus calles, de su gente. Quería volver al Louvre y pintar de nuevo en esa sala especial a la que solo unos pocos podían acceder. Quería tomarse un café para llevar sentada junto a al torre Eiffel. Quería vivir. Y aquí no lo íba a hacer.

ᴛᴇ ᴠᴏʟᴠᴇʀÍᴀ ᴀ ᴇʟᴇɢɪʀWhere stories live. Discover now