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Estás son las mañanitas que cantaba el rey David, hoy por ser el día de tu santo te las cantamos a tiii, despierta Heather despierta mira que ya amanecióóó, ya los pajarillos cantan la luuuna yaaa seee meeetióóó.

Sonrío abriendo mis ojos y fijándome en Agus enfrente mío con un pastel gigante entre sus manos.

—¿Ya te dije que te quiero mucho? —me siento en la cama mientras mi amigo se acerca a mí.

—Si no me quisieras no sería tu mejor amigo..., ahora si ¡Feliz cumpleaños! —se abalanza contra mi chocando el pastel contra mi rostro haciendo que quede completamente embarrada con el betún de la decoración.

—¡Agus! —limpio mis ojos mientras veo al idiota riéndose en mi cara—. Te voy a matar.

Mi amigo se levanta y sale corriendo por toda la habitación mientras yo lo persigo intentando lanzarle algunos pedazos de pastel.

—¡No! ¡No Heather, no! —grita cuando estoy en frente de él—. Mira que estoy con mi trajecito porque tengo una reunión muy importante.

Y solo por eso no le aviento nada.

—Solo por esta vez te salvas —alzo mi dedo de manera amenazadora.

—Genial, ahora comamos la torta que no se dañó con tu asqueroso rostro.

—Idiota.

Ambos caminamos a la cama para ver el pastel, pero nos quedamos parados enfrente de ella mirando como todo está tirado en las sabanas y piso.

—Mejor vayamos a un restaurante.

—Eh, sí. Será lo mejor.

—Ve a ducharte mientras yo limpio esto —dice Agus.

—Owww...

—Solo porque es tu cumpleaños.

Lo miro con los ojos entrecerrados intentando parecer enojada, pero él niega con la cabeza, divertido, antes de que yo tome mi toalla y algo de ropa para poder ducharme y cambiarme en el cuarto de baño.

• • • • •

—¿Dónde iremos? —pregunto entrando al auto.

—No sé, a desayunar algo.

—Estamos más cerca del almuerzo que del desayuno.

—Pues a almorzar ¿Dónde quieres almorzar?

—Donde quieras.

—Es tu cumpleaños, tu elijes.

—Tu pagarás.

—Pero tu comerás y disfrutaras en tu día.

—Elije tú el lugar.

—Elije tú.

—No, tú.

—Tú.

—Pues bueno, comamos pizza que más da.

—No, mejor vayamos a un restaurante a esos a los que me llevan mi padre y mi madre, juguemos a ser riquillos por hoy.

—Para eso me dices que elija yo —digo divertida—, pues bien, juguemos a ser riquillos por hoy, aunque tú ya eres riquillo.

—Mis padres lo son, yo no, y... Llegamos.

—Wow, hace mucho no vengo aquí.

—Desde que te fuiste de casa de tus padres.

—Desde aquel entonces.

Mis padres tienen mucho dinero que claramente no heredaré ya que me fui de casa quedando muy mal con ellos ya que escapé de su religión excesiva, machista, toxica sus y costumbres, desde ese día solo me reúno con ellos una vez al mes para que al menos sepan que estoy viva.

Quizás algún díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora