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El timbre de el apartamento suena y sonrío viendo la hora, que puntual. Mis pequeños ya están vestidos y emocionados por ir con su padre. Me sorprende ver a Hunter correr hacia la puerta cuando escuchó el timbre.

—Hola Jayden —saludo dejándolo pasar.

—Hola castaña.

—Te dije que no me llames así.

—Sabes que no lo dejaré de hacer, no te esfuerces. Por cierto, que guapa vas.

Entorno mis ojos.

—Ellos ya están listos, están emocionados. Mira, te hice una mochila que lleva lo necesario para ellos ¿Sí? Están aprendiendo a ir al baño por lo que no están usando pañal, pero por si las dudas les he puesto. Aquí llevan algunos aperitivos, sus identificaciones, no tienen alergias y por hoy podrán comer dulce pero que no se excedan ¿Sí?

—Vale. Tengo miedo.

—Lo harás bien, siempre logras todo.

—No estoy seguro, no logré mantenerte a mi lado.

—Jayden... —advierto.

—Bien, bien. Hijos, despídanse de su madre, hoy solo seremos nosotros en una primera aventura.

Ambos rubiecitos corren hacia mi y me agacho a su altura, besan mis mejillas y los abrazo.

—Los amo, cuídense mucho mis pequeños.

—Adio mami.

—Adiós mis amores. Cuídalos muy bien Jayden, si no te dejo sin descendencia.

—Ya la tengo —los señala y suspiro. 

—Por cierto... —carraspeo avergonzada—, lamento lo de la semana pasada, ya sabes. No lo estás haciendo mal, de hecho lo estás haciendo muy bien, solo... solo estaba enojada y dije las cosas sin pensar y...

—Está bien castaña, te entiendo. No hay problema.

—Bien, pues diviértanse y cuídalos.

—¡Lo sé! Nos vemos guapa.

—Nos vemos Jayden —entorno los ojos y ellos se pierden en el ascensor.

No quiero negar que Jayden de por sí es atractivo, pero como padre lo es el triple. 

Suspiro caminando hacia mi habitación para terminar de arreglarme y tomar mis cosas, salgo de casa y subo a mi auto para poder pasar a buscar a Andrew y Agus que me están esperando en la empresa de los Black, ambos lucen como pingüinos con sus trajecitos y me hacen reír.

—No es para nada gracioso.

—Solo lo es un poco —digo divertida.

—Ya te quisiera ver a ti llevando esto por tanto tiempo.

—Ay que tristeza... Por suerte puedo llevar un lindo y cómodo vestido sin parecer pingüino loco.

—Ok Heather, ok —me mira Agus con los ojos entrecerrados.

—Venga, conduce que llegamos tarde —nos apresura Andrew y le hago caso acelerando.

El local está increíble, y aun no me puedo creer que después de tanto tiempo y tantos proyectos mi pecho se siga inflando de orgullo al ver todo mi trabajo siendo expuesto de manera profesional.

—¿Desea vino, señorita?

—Sí por favor —me sirven en mi copa y sigue ofreciendo a las demás personas.

Quizás algún díaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن