Quizás algún día

3

La puerta de la entrada se abre mientras lavo los trastes que utilicé para desayunar. Agus entra a la cocina con una caja entre sus manos haciendo ruido como suele hacer cada que está a mi alrededor.

—No —digo negando con la cabeza al ver la caja con el nombre de una pastelería de la ciudad.

—¡Si! —abre la caja y saca un pastel mini que tiene como decoración la frase "Volví a follar después de una larga etapa de descanso" con un muñeco que tiene mucho dinero entre sus manos.

—¡Agus! —grito enrojeciendo y llevando mis manos a mi rostro, tapándolo y riendo.

—¡Celebremos esto! —levanta sus manos tomando una botella de champagne que hay en su mini bar y dos copas.

—Son las diez de la mañana —digo tomando la copa que me extiende.

—Tienes que contarme todo.

Suspiro empinándome la copa para poder hablar.

—No era un viejito... —comienzo.

—No me decepciona ¿Tenía dinero?

—Pues creo que no traía auto, creo que no, o no sé.

—Ahora si me decepciono.

—Pero fue increíble.

Aplaude mientras sirve más champagne.

—Nos tenemos que tomar una linda foto con tu lindo pastelito.

Niego divertida, mientras me pasa el pastel, sonrío señalando la decoración mientras mi amigo toma muchas fotos.

—Pásamelas —pido.

Cuando me llegan las publico en Instagram poniendo en la descripción "Se logró".

Estoy muy acostumbrada a subir tonterías en mis redes sociales, por lo que no me da vergüenza publicar esto.

—¿Cómo hiciste para que te vendan esto? —pregunto partiendo dos tajadas de pastel.

—Tuve que pagar de más para que escriban eso, pero ha valido la pena.

Rio antes de sentarme a comer el pastel junto a mi amigo.

• • • • •

—Agus, ya me voy —aviso tomando mi mochila para irme al trabajo.

—Yo te llevo, también voy de salida.

—Voy al trabajo.

—Me queda de paso, tengo que ir a la empresa de los Harris, mi padre quiero asociarse con ellos,

—¿Quiénes son los Harris?

—Unos empresarios ¿No saben quiénes son? El hijo de Leo Harris ha salido en muchas revistas, por ser uno de los empresarios más exitosos y famosos de la ciudad y creo que uno del mundo, tienen mucho dinero y son muy exitosos.

—Wow.

—Bien vámonos —salimos de su apartamento y no demoramos en llegar a la cafetería, restaurante y todo lo demás que se supone que es este local.

—Gracias por traerme —sonrío bajando del auto.

—Si quieres te vengo a recoger.

—No te preocupes, tengo que hacer otras cosas antes y voy a demorar.

—Hoy tienes la cena con tus padres —y si, mis cosas que hacer antes son prepararme mentalmente para ir a su casa y soportar toda la mierda que les gusta cuestionarme.