Robot Corein regresa.

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Quien decía que las niñas eran más fáciles de cuidar se notaba que no había tratado con la pequeña Piper McLean, que este día había decidido ponerle las cosas más que difíciles a sus padres.

—¡Pipes, ven aquí! —Su madre afamada modelo y modista, no se veía tan glamourosa su cabello sudado caía sobre su perfecto rostro.

—¡Yo cazadora! —Piper salio corriendo en ropa interior desde su escondite botando de paso la canasta con ropa esparciendola a los pies de su madre, en sus manos la pequeña llevaba una gran serpiente de peluche.

—¿La encont... ya veo que si —Su padre vio como su pequeña hija salia corriendo aún sin terminar de vestirse por el pasillo con dirección incierta. —¿Estás bien? —Vio como su esposa se derrumbo en el suelo cansada.

—¿Tu que crees? —Miro a su esposo con un aire de decepción, ella se había tomado unos días libres para hacerse cargo de su pequeña hija y su hogar por supuesto, sólo que las cosas no estaban saliendo exactamente como desearía.

—Opino que atrapare a nuestra pequeña cazadora de serpientes en lo que tu te preparas un café cargado y sigues siendo la mejor esposa que alguien podría desear —La ayudo a ponerse de pie, peino su largo cabello rubio con su mano despejando su rostro —Luego dejaremos a Pips en la guardería para tener el resto del día para nosotros —Beso sus labios, ella sonrió.

—iugh —Escucharon la voz de su hija proviniendo de la puerta, apenas se veía su cabecita asomada en el marco sus ojos multicolores veían a sus padres besarse, su naricita se arrugó, sus padres rieron.

Piper no era de aquellas niñas que se escandalizara por motivos de muestras de afecto entre sus padres, sólo que últimamente hacia ese gesto cada que los veía sospechaban que alguien se los había enseñado.

Atraparon a Piper poco después de eso logrando vestirla para llevarla a la guardería junto con su gran serpiente de peluche, hoy era un día de mostrar y contar ella no podía esperar para que todos supieran de las fantásticas historias que le contaba su abuelo Tom en especial la de la serpiente que el le regalo.

—Ven nena —Su madre se veía tan perfecta como siempre, Piper se aliso la ropa cuando bajaron del carro para estar tan perfecta y bella como su mamá, esta le coloco bien su pluma en su cabello antes de encaminarse a la entrada.

—Buenos días señora McLean —Saludo Silena con ánimos —Aquí tiene uno de los folletos para los próximos eventos —

—Buenos días, si, Piper esta muy emocionada con todo lo que harán —Ella tomo con delicadeza el papel entre sus manos.

—¡Nosotros hicimos los dibujos del panfleto! —Chilló Piper alzando su serpiente de peluche por encima de su cabeza.

—Ellos ayudaron mucho, también están practicando mucho —Silena le sonrió a Piper —Esperamos verlos en esos días —

—Claro que si —Los ojos de Piper brillaron cuando su madre afirmó que iría a verla —Bueno, te portas bien Pips —

—Si, mamá —Le dio un beso en la mejilla antes de salir corriendo con todas sus cosas para ir a dejarlas en su estante.

—¡Y esta listo! —Escuchó el grito de Tritón desde el interior del aula lo que hizo que ella avanzará más rápido.

—¡Pips! —Teseo la sorprendió cuando entró y ella lo abrazo.

—¡Tes! ¡Mira lo que traje! —Le mostró su gran serpiente de peluche —Es un basilisco —

—Me encanta —Teseo la jalo a jugar con ellos, en las mesas ya estaban sentados algunos de ellos.

—Mira la nueva nave de Corein —Tritón mostraba orgulloso a su robot montado en una caja de madera —Papá me dejo ayudarlo a construirla —

—Ya lo reparo —Leo se asomó detrás de ellos, Tritón lo miro mal recordando que el fue quien lo daño la última vez y por supuesto no estaba dispuesto a que sucediera de nuevo.

—Si y no se toca —Leo hizo pucheros ante la advertencia aún así volvió a sonreír pronto.

—Pero si puedo verlo.

—Pero no se toca

—Toco —Leo puso un dedo encima del robot y este comenzó a hacer ruidos haciendo que todos se echen para atrás.

Tritón estalló en carcajadas viendo la cara de asombro de Leo cuyos ojos parecían a nada de salirse de sus órbitas.

—Papá le puso una caja de voz de un juguete viejo que encontró en la chatarreria —Explicó Orión —Dice algunas frases y hace ese ruido de metal —

—Tu cara —Teseo señaló a Leo que aún no salía del estupor que le causó el robot, todos se comenzaron a reír hasta que entró la maestra con los últimos niños.

—¿Qué es lo que pasa aquí? —Enio miro a los pequeños que reían a todo pulmón.

—Les mostraba lo que ahora puede hacer Corein —Tritón alzo por sobre su cabeza al robot que montaba la caja de madera adornada como una nave espacial.

—Oh eso esta muy bien, pero deberíamos guardar eso para la hora de mostrar y contar ¿esta bien? —Sugirió ella y Tritón asintió.

Pronto todos estaban sentados en sus lugares haciendo pequeñas bolas de papel para rellenar los dibujos que les habían repartido las maestras. Leo tenía mucha curiosidad sobre lo que ahora pudiera hacer Corein pues habían dicho que decía otras frases a parte de ese ruido de metales chocando, se preguntaba que más decía así que no dejaba de mirar de vez en cuando hacia el estante en el que Tritón alzaba sus cosas.

—Jay, Jay —Llamo por lo bajo al rubio que estaba muy concentrado haciendo bolitas de papel —Jay —Sacudió su brazo para que le preste atención, este por fin volteó hacia él.

—Dime —Dejo sobre la mesa su bolita de papel.

—Necesito que hables con la señiorita —Pidió por lo bajo señalando a Silena que era la única en el aula pues la señorita Enio había salido con algunos niños a que se lavaran las manos luego de terminar su trabajo.

—Si —El pequeño rubio no sabía que tramaba su mejor amigo, pero igual estaba dispuesto a ayudarlo —¡Señorita! ¡Señorita! —Con su mano boto algunas de sus bolitas de papel al suelo.

Y en cuanto la profesora y algunos otros se distrajeron recogiendo las bolitas de papel de Jason del suelo, fue el momento perfecto para que las pequeñas manos traviesas de Leo se hicieran de la nave espacial en la que descansaba Corein, miro a los lados la maestra Enio debía estar por regresar así que hizo lo único que se le ocurrió guardo a Corein con toda su nave espacial en su mochila que estaba en su estante, en el recreo podría escuchar todo lo que el tenía para decir y luego lo regresaría a su lugar antes de la hora de mostrar y contar.

Era un plan, perfecto e infalible, a prueba de tontos como decían en la televisión en un programa que Leo veía a veces, cerró su mochila y regreso a su asiento otra continuar con su trabajo.

—¿Sirvió? —Quiso saber Jason cuando ya todo se había calmado, su amigo sonrió asintiendo.

Y así comenzaba otro día tranquilo en la Guardería Olympus, donde los planes estaban a la orden del día junto con las travesuras.

Las Aventuras De La Guardería Olympus [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora