Los regalos.

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—Y comeremos pavo y vendrá la abuela —Decia el pequeño de cabellos negros, llevaba un parche en el ojo porque así había mandado el doctor hace unos días.

—Si y ¿Qué más haremos? —decía una mujer de cabellos negros mientras lo bajaba con cuidado de la moto donde estaban, le quitó el pequeño casco de su cabeza y le sonrió.

—Llamaremos a papá, para que sepa que lo quiero. Y que me debe regalos —Se cruzo de brazos muy molesto mientras su mamá lo cargaba en brazos. Ella río caminando con las cosas de él hacia la guardería.

—Si, cariño. Le diremos que te debe regalos —Ella peino con cuidado los cabellos de su hijo. El padre de él hace un año que no vivía con ellos, tenía una nueva familia en Hong Kong, Ethan trató de tomarse la noticia lo mejor posible. Aún quería a su padre pero por unos meses le guardo rencor, no había querido saber de él para nada.

Y eso había llevado a que muchas de las niñeras terminaran renunciando a su trabajo. Ethan solo quería a su mami Némesis, no quería a ninguna estúpida niñera, así que si de el dependía todas las niñeras podían terminar calvas. Que si terminaron así. Les lanzo según hechizos de mala suerte, los cuales eran muy efectivos. Porque las pobres mujeres, caían, se golpeaban, tropezaban y se rendían, renunciaban a cuidar al pequeño que según daba mala suerte.

Némesis no la había tenido fácil, ser madre soltera era lo último que deseaba en esta vida. Por eso había aguantado al padre de Ethan pero la relación no dio para más cuando la mujer, la amante, que tenía en Hong Kong dijo que estaba embarazada. Ahí decidido que eso no podía ir a más.

Con resignación afrontó todo lo que conllevaba cuidar sola de su hijo, cuidar de él y tener un empleo como cocinera en un restaurante chino que le había conseguido su amiga Tique. Una relación de amistad de lo más extraña pero la mejor que tenía Némesis.

Ella misma es la que le había recomendado la guardería Olympus, le mostró los panfletos con la dirección de esta y le dio el número. Pronto ella había conseguido una matrícula con ellos y paz mental de saber que su pequeño no iba a terminar con la cabeza atorada en algún frasco. Algo que ya había pasado y terminaron en el doctor.

—Quiero un auto, uno como el de Luke —Decía el niño con su ojo brillando de felicidad —Si, mami, le dices que me lo compre —

—Por supuesto que si cariño, le diré que te compre eso y una pista ¿Quieres? —Ethan aplaudió con alegría mientras su mami lo dejaba en el suelo frente a las maestras. —Buenos días —Saludo a las dos chicas que estaban en la puerta recibiendo a los niños.

—¡Me van a comprar un auto! ¡Me comprarán un auto! —El pequeño daba saltitos de felicidad mientras aplaudía, eso hizo sonreír a las tres mujeres. El parecía tan feliz desde que había llegado ahí.

—Muy bien Ethan, pero te tienes que seguir portando bien —Dijo Silena y el niño asintió efusivamente —Entonces primero decimos buenos días —

—¡Buenos días! —Les sonrió a las maestras y luego abrazó a su mamá —Que te vaya bien mami —Jalo de su chaqueta para que baje y poder darle un beso en la mejilla. Ella lo hizo mientras sonreía, revolvió su cabello con cariño, después le vio correr al interior —¡Luke! ¡Luke! ¡Me comprarán un auto! —

—Creo que todos se enteraran de que tendrá un auto —Némesis se permitió reír por la inocencia de su hijo y lo sencillo que resultaba hacerlo feliz —Muchas gracias por cuidarlo —

—No hay porque, es un excelente niño. Espero que su ojo mejore —Decía Enio.

—Yo espero lo mismo —La mujer sonrió y se fue de ahí en dirección a su moto.

El Jeep de Ares pronto se aparcó en el estacionamiento, a su lado no iba la Clarisse de siempre. Bueno, si era ella pero esta estaba completamente dormida. Su padre la sacó del auto pero ni eso logró que despertara. Él suspiro llevándola con todo a la guardería.

—Buenos días —Saludo a las maestras, una parecía más sonriente que la otra.

—¿Qué le ha pasado a Clarisse? —Pregunto con interés Enio, él le sonrió y movió a su hija que tenía en brazos.

—Ayer ha decidido que entrenara para ver a santa —Comenzó a decir mientras apretaba la nariz de su hija, esta le dio un manoton abriendo ligeramente los ojos —Así que se ha quedado despierta hasta tarde, ahora solo quiere dormir —

—Yo veré a santa, ya verás —Murmuró cuando su padre la puso en el suelo, estaba frotando sus ojos con fuerza tratando de espantar el sueño. Las maestras sólo negaron con la cabeza, es que ya faltaba un mes para que "Santa" llegara.

—Lo sé cariño —Se agacho y beso su frente —Pero también debes dormir, o no podrás jugar con tus amigos —Acomodó su mochila y su lonchera —Así que no más desvelos ¿esta bien? —

—Solo en navidad, porque voy a ver a Santa —Ella parecía decidida a ver a Santa Claus a cualquier costo —Buenos días —Saludo a las maestras, beso la mejilla de su padre y se fue al salón.

Ares solo negó con la cabeza antes de irse de ahí, le dio una sonrisa ladina a una de las maestras mientras la otra veía a su amiga con una ceja levantada a su amiga que se limitó a sonrojarse mientras el se alejaba.

—¿En que quedamos? Nada de enamorse de los padres dijimos —Regaño por lo bajo Silena a Enio.

—No hemos hecho nada —Rodó los ojos Enio aún así sus mejillas se sonrojaban cada vez que hablaban de Ares.

—¡Y tiene que tener sonidos! Como como el robot de Tritón ¿entiendes?

—Si, Perseo, ya has atormentado a mami tanto tanto que ya sabe lo que te va a comprar desde octubre —Beryl llevaba de la mano a sus pequeños hijos que no dejaban de parlotear acerca de los regalos que querían para Navidad.

—¡Yo quiero el que tiene alas! ¡Y y con sonidos de caballos! Y brillitos —Decía Jason y la mujer sólo suspiro mirando a las maestras.

—Le regalo tres niños para navidad señorita Silena —Bromeó Beryl mientras sus hijos gritaban un buenos días para salir corriendo al interior de la guardería. Las mujeres rieron.

—Gracias, pero ya ve que hay muchos de esos aquí ahora mismo —Volvieron a reír.

—¡Y tiene brillos! —Jason les contaba a todos acerca del pegazo color morado que vieron en la jugueteria y con el que no paraba de soñar desde que supo de su existencia.

—¡Genial! —Sus amigos estaban igual de emocionados que el con lo que contaba, porque claro para ellos un juguete era eso un juguete, no había género en ello al manos para la mayoría de ellos.

—Pero papá dijo que no sabía si lo compraría —Habló Perseo sentándose.

—No entiendo a que se refiere con que es cosa de niñas —El rubio sacudió la cabeza —¡Es un pegaso! ¡Los héroes andan en pegasos! —

—¡Yo quiero un barco pirata! Además de un arco y flechas —Habló Thalia y Artemisa la veía con emoción.

—Yo también pedí eso para navidad, ojalá santa lo traiga —La pelirroja tenía un brillo especial en los ojos.

Y con muy buenos deseos era como comenzaban las actividades, las aventuras y las épocas navideñas en la Guardería Olympus.

Las Aventuras De La Guardería Olympus [Terminada]Where stories live. Discover now