𓏲 Capítulo 4

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Mina seguía mordiendo la uña de su pulgar mientras esperaba a que Jaehyun saliera de clases. Ideó algunas maneras en la que podría decirle lo que había pasado, pero ni siquiera ella estaba convencida de lo que le diría, no es como si hubiera una buena forma de confesar una infidelidad, las consecuencias serían catastróficas, lo sabía, sus padres la iban a castigar, estarían decepcionadas de ella y nunca iban a dejar de repetírselo.

A lo lejos, vio como el pelinegro se acercaba con una gran sonrisa, ¿por qué no podía gustarle como debía? Todo parecía muy confuso, muchas quisieran estar en su lugar, pero ella lo había arruinado.

— Vamos, cariño — tomó su mano y entrelazó sus dedos.

No se sienten cómodos como los de Chaeng, pensó.

Apartó ese pensamiento, y sin darse cuenta, ya iban rumbo a su casa en el auto de sus padres, escuchando la voz de Jaehyun demasiado lejana, no estaba prestando atención. Sus nervios iban incrementando mientras más se acercaban a su hogar, dándole menos tiempo para idear algo que no vaya a sonar tan brusco.

Al estar en la entrada, sus ojos se posaron en dos chicas que iban saliendo de la casa de los Son, logró reconocerlas pocos segundos después, recordando que ya las había visto algunas veces con Chaeyoung. Una punzada de tristeza apareció en su pecho, se sentía un poco envidiosa, ella quería poder llegar como ellas y pasar el resto de la tarde despreocupada, sin padres que estuvieran encima casi siempre, regañándola.

Soltó un suspiro y se adentró a su hogar; estar ahí le parecía deprimente, las paredes demasiado blancas para su gusto, muchas fotos familiares en las que tenían sonrisas falsas, todos estantes llenos de diplomas y logros de su maravillosa hermana. Pero nada de ella, porque sus calificaciones o logros nunca eran suficientes a pesar de ser muy buenos.

— Estaré con Jaehyun en mi habitación — avisó la pelinegra a su madre que estaba en la cocina preparando el almuerzo.

— Nada de puertas cerradas, Mina.

Soltó un bufido y subió las escaleras siendo seguida por el pelinegro, odiaba que le repitieran lo mismo siempre, estando sola o en compañía, nunca dejaban de decirle las mismas reglas. Al entrar a la habitación, quiso alargar el tiempo mientras fingía que arreglaba algunos libros en su escritorio en total silencio, pero el chico estaba muy impaciente esperando a que su novia dijera algo, pero de un momento a otro, se había quedado parada viendo hacia la casa de enfrente, poniéndolo un poco molesto porque sabía que seguía entablando conversación con Chaeyoung, y eso no le gustaba, porque las pocas veces que Mina decía algo de su vida, solo mencionaba a Chaeyoung, nunca dejaba de repetir lo bien que se sentía en su compañía.

Al principio, le pareció entendible, eran amigas y quizás, era la única amiga cercana que tenía, pero luego de conocerla en persona, todo le pareció fuera de lo normal, empezando por la imagen de Chaeyoung y por su sexualidad. A Mina no parecía molestarle en lo absoluto, lo cual le parecía extraño porque los Myoui se la pasaban diciendo cosas muy malas de ella, no entendía por qué su novia parecía estar de acuerdo con todo lo que su mejor amiga hacía o decía, como si por momentos olvidara lo que está bien y lo que no.

— Entonces, ¿de qué quieres hablar? — tomó asiento en la orilla de la cama, a la expectativa.

Mina vio por última vez la ventana de su vecina, viendo únicamente lo que creía ser su silueta de un lado a otro. Se giró hacia Jaehyun y se sentó a su lado, calmando su nerviosismo.

— Yo... Es algo serio, y de verdad no espero que lo entiendas o que debas reaccionar de buena manera a lo que voy a decirte — empezó, sintiendo una terrible sensación de tristeza y de culpabilidad al ver la atenta mirada del chico en ella.

❝ Forbidden ❞ || MichaengWhere stories live. Discover now