❝ Forbidden ❞ || Michaeng

𓏲 Capítulo 17

Chaeyoung gimió con tan solo el toque de la lengua de Mina en su cuello, dejando besos húmedos por toda la zona sin vergüenza alguna; no supo hacer más que enredar sus dedos en el pelinegro cabello de la mayor y presionarla más contra su cuello, cerrando sus ojos para concentrarse mejor en el placer que poco a poco iba incrementando en su cuerpo. Lo besos subieron hasta su mentón, dejando suaves mordidas que lo hicieron jadear en desesperación por llegar más lejos.

Con sus manos temblorosas deslizó por los hombros de la mayor su chaqueta, dejándola en aquel top negro que seguía junto con sus apretados pantalones. Con desesperación empezó a desabrochar el cinturón en busca de quitar esa molesta prenda que no hacía nada más que obstaculizar lo que tanto deseaba ver. Mina captó tal indirecta, pero no quería desnudarse aún, quería hacerlo a su manera.

Apartó las manos de Chaeyoung que ya habían alcanzado el botón de sus pantalones, la miró antes de besarla con fuerza, robándole suspiros de satisfacción en el acto. Metió su mano bajo la blusa de Chaeyoung, sobando su cintura con la yema de sus dedos con suma lentitud, sintiendo como éstos cosquilleaban con emoción al tocarla. Rompió el beso únicamente para quitarle la blusa junto a su brasier y dejar su torso desnudo de una vez por todas; admiró cada detalle de su cuerpo como siempre hacía, amándola totalmente, quedándose ida por unos segundos en su bonita piel mientras Chaeyoung se movía inquieta bajo ella en busca de ser atendida.

— Mina — llamó su atención nuevamente.

La pelinegea fijó de nuevo su mirada en los brillantes ojos de Chaeyoung, notándola necesitada y desesperada. Sonrió ladina y tomó ambas muñecas con fuerza, poniéndolas sobre su cabeza para atacar su boca de manera salvaje. A Chaeyoung se le erizó la piel ante tal rudeza, mojando cada vez más su ropa interior debido a la excitación; intentó posicionarse sobre ella, pero no se lo permitía, presionando más sus muñecas contra la cama. Jadeó con urgencia cuando Mina rompió el beso y llevó sus labios a sus expuestos pezones, enviándole escalofríos por todo el cuerpo y llenándola del placer suficiente para gemir en necesidad. A Mina le encantaba escucharla, siendo ese su incentivo para seguir en su trabajo, estimulando esa zona con su lengua sin pudor alguno. Otra vez, Chaeyoung intentó zafarse de la mano de Mina, pero ésta se seguía resistiendo a dejarla tomar el control.

— Deja de intentarlo, Chaeng — la miró con profundidad, su voz sonando más ronca de lo usual, causando que la coreana guardara silencio de golpe por la sorpresa, sintiendo la excitación apoderarse de su cuerpo cada vez un poco más, avergonzándose de su poco control en esa situación.

Segundos después, Mina soltó las muñecas de Chaeyoung, guiando ahora sus manos hacia sus jean. Un escalofrío placentero recorrió el cuerpo de Chaeyoung al sentir el roce de los dedos ajenos en su intimidad sobre el pantalón. La pelinegra bajó dicha prenda hasta dejar al descubierto su llamativas y seductoras piernas, escuchándola jadear suavemente. Quitó por fin su propia camisa, dejando al descubierto su torso, siendo admirada en silencio por Chaeyoung que solo se limitaba a respirar con dificultad mientras mordía con ganas su labio inferior, y es que nunca iba a tener suficiente del cuerpo de Myoui Mina, y solo la idea de que por fin tendría lo que estuvo esperando por tanto tiempo, la hacía temblar.

— También el pantalón, Mina — ordenó la menor, acercando sus manos hacia el botón de dicha prenda nuevamente, buscando la manera de participar y de observar esa humedad que tanto deseaba.

Mina sonrió y obedeció, quitándose los pantalones para tirarlos a un lado de la cama, quedando ambas usando solo su ropa interior. Masajeó su centro sobre sus bragas bajo la atenta mirada de Chaeyoung, excitándose solo con ser observada; volvió a besarla momentos después, haciendo un camino de besos desde su boca hasta el abdomen, dejando pequeñas mordidas que volvían loca a la coreana que había empezado a balbucear palabras que no entendía. Llegó al elástico de su ropa interior, notando la humedad que había traspasado la tela.