Capítulo 1

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—¡Otra vez! ¡Otra vez por favor! —insistió Camille, la segunda de tres insoportables primas por parte de mi madre.

—Ya, déjenlo.

Pero por más que les haya suplicado, sabía que no me harían caso.

—¡Por dios Lizzie! ¡Estás demente! —exclamó Alise, la mayor de ellas, sorprendida de lo que llevaba viendo cincuenta y seis veces.

—Esto es oro puro—. Camille explotó de la risa una vez más.

—Prima, no sabías que estabas tan mal—. Alise intentó apuñalarme con su clásica mirada despectiva. Pero nada logró hacerme tambalear. No me arrepentí a pesar de todos los comentarios que sabía que iba a recibir.

—A mí me pareció genial —sonrió Ana, la más pequeña de las tres—. ¡Se lo merecía!

—Ana, no creo que ninguna persona merezca que le arrojen una silla en la cabeza —intentó explicárselo Cami pacientemente.

—Y yo no creo que alguien merezca encontrar a su ex con otra persona.

—¡Pero no por eso arrojas una silla y destrozas un jarrón de miles de dólares! —interrumpió Alise, con sus comentarios que sólo a ella podrían interesarle.

Claramente ni siquiera pensé cuánto podría valer lo que estaba arrojando. ¡Ni siquiera pensé en las consecuencias, maldita sea!

—Yo lo hubiera hecho —se encogió de hombros, defendiéndome de sus insoportables hermanas.

—Al fin alguien lo entiende—. Blanquee mis ojos.

—Si te da tranquilidad pensar que una niña te entiende, entonces que mal estás querida—. Alise bajó su mirada a sus uñas de doce centímetros, y jugó con ellas evitando el intercambio de miradas.

Sí, siempre fue así. Muchas palabras, pero jamás de frente.

—Me da tranquilidad saber que Ana es diferente, y puede empatizar con mis emociones.

—¿Diferente a quién?

Diferente a sus hermanas insoportables.

—¡Por favor! —Camille golpeó la mesa atragantándose con su risa— ¡Es que este video es muy bueno! La mejor parte es cuando antes de marcharte volteas y le muestras el dedo del medio.

—Ya, termínala Camille —insistí.

—Mírale el lado positivo: te hiciste famosa.

—¿Famosa por ser la loca desquiciada que quiere asesinar a su ex arrojándole cosas? Gracias, pero prefiero seguir viviendo en las sombras.

—No se nota tu cara Lizz. Tú tranquila—. Sonrió tiernamente Ana, como forma de aliviarme.

—Tuviste la mala suerte de que justo alguien pasó filmando, y ahora es viral.

—¿Y cómo fue que te enteraste Lizz? —preguntó la pequeña, enfadada cómo si viviera en carne propia ese momento.

—Por las cámaras de seguridad.

—¡Tú trabajabas en ese hotel! —recordó, y sus ojos se expandieron cómo enormes globos.

—Sí, bien dicho, trabajaba.

—Trabajaba para su novio, que es distinto —aclaró Alise.

Gracias por recordarle mi despreciable vida a toda la familia, primita.

—Sí, ya todos lo sabíamos—. Sonreí sarcásticamente, sin permitir que me pisotee.

—¿Y eso qué tiene de malo? —cuestionó Ana, sin entender las filosas palabras de su hermana.

TUS SOMBRAS [ + 18 ]Where stories live. Discover now