Capítulo 15

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El silencio se sintió desgarradoramente eterno, por lo que agradecí cuando bruscamente su cuerpo saltó del auto y escapó al interior de su casa.

Seguí sus pasos rápidamente, pero, a la vez regalándole la distancia que tanto parecía necesitar.

Por el camino se deshizo de su saco y su corbata, y para cuándo lo encontré en la cocina tan sólo llevaba su camisa desprendida hasta un poco más allá del cuello. Sus primeros abdominales se avecinaban disimuladamente por el hueco de la tela blanca, resaltando cómo nunca por el contraste de su piel morena.

Y aunque quisiera resistirme, la tentación de observarlos y perderme en ellos fue mucho mayor.

Estaba embobada en el contorno de sus pechos marcados, en el hueco de su clavícula tan masculina.

¿Cómo un trozo de torso al desnudo podría provocarme de esta forma?

Imaginé para entonces, cómo se vería su abdomen completo sin ninguna tela que interceda en el camino. Cómo sus abultados abdominales sobresaldrían, y cómo en perfecto junto terminarían marcando la preciada y tan sensual "V" en su cadera.

El golpe de su vaso contra la cerámica de la cocina me devolvió a la realidad. Pestañeé dos veces para recordar que demonios estaba haciendo allí, y fue entonces cuando me percaté de lo que realmente sucedía por encima de su cuerpo perfecto. Su pecho subía y bajaba rápidamente y escuchaba su respiración agitada, sus pulmones peleando por conseguir un poco de aire. Apoyó ambas manos en la isla y dejó caer su cabeza en medio de ellas.

El recuerdo de mi primer día en la mansión de Brad me ayudó a identificar lo que sucedía. Aquella tarde había tenido una especie de crisis, un estilo de ataque de pánico. Su madre se había marchado y él había vuelto desesperado a la cocina por un vaso de agua.

Ataques de pánico: anotado.

—¿Brad? —pregunté temerosamente, mientras su torso parecía ir más despacio con el tiempo que transcurría.

No respondió.

Era obvio que no iba hacerlo.

—¿Estás bien? —insistí.

Pero ni siquiera asintió con su cabeza.

—¿Necesitas algo? Puedo traerte lo que...

—Estar solo —interrumpió en un gruñido que pareció costarle.

Lo observé por un segundo. Seguía con su cabeza gacha y su respiración afectada.

Extrañamente dudé. Dudé si voltear y alejarme como si no me importara —que no lo hacía— pero... estaba mal ¿saben? No podía sólo dejarlo. Por lo menos mi corazón así lo sentía. Pero, por otro lado, recordé todo lo que este asunto le afectaba, y entendí que tal vez era necesario marcharme.

—Claro... —dije, y lentamente, sin convencerme, me alejé.

No volví a saber más de Brad, y con cierta culpa en mi mente me había quedado completamente dormida.

Culpa por haberlo dejado sólo cuando, tal vez, lo único que realmente necesitaba era alguien ahí, escuchando, apoyándolo en su silencio.

Culpable por haber arrojado esa copa al idiota de Charles.

Culpable por haberlo arruinado de esa manera.

Cerré los ojos y recordé todo lo que había sucedido durante la noche, desde las dudas en mi espejo hasta cada palabra de Charles. Aún no entendía porque su familia era tan dura con él.

Necesitaba averiguarlo, llenar ese vacío en la historia para al fin entenderlo.

Recuerdo mi último pensamiento antes de dormir; los ojos tristes de Brad. Cómo algo en su mirada se quebró: "Todos en esta habitación saben de lo que no eres capaz. ¿Y dar amor? Por favor..."

TUS SOMBRAS [ + 18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora