Capítulo 6

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Sentí su brazo tensionarse bajo el mío, y cómo si fuera contagioso reaccioné de la misma manera. Lo miré de reojo disimuladamente para entender qué sucedía y noté cómo miraba por encima del hombro de la mujer que seguía hablándonos sin darse cuenta que hace tiempo habíamos dejado de escucharla. Sus ojos perforaban al hombre que apareció de una multitud y se dirigía directo hacia nosotros.

No sabía qué sucedía, pero estaba segura que algo malo había entre ellos dos por la forma en la que Brad quiso escapar de allí. Retrocedió un paso y me tironeó con él. Me mantuve firme dándole a entender indirectamente que no podíamos irnos así cómo así, dejando a la pobre pareja hablando con dos fantasmas.

—Me imagino que lo viste, ¿verdad? —ella preguntó, y por la forma en la abrió sus ojos grandes hacia mí entendí que estaba hablando conmigo.

—Por supuesto —mentí.

—Es una desgracia —negó ella, enfadada con lo que sea que se haya estado dirigiendo todo ese tiempo— Nosotros intenta...

—Debemos retirarnos —interrumpió Brad, sin molestarse en ser amable.

—Claro... —dijo su pareja al analizar la mirada amenazadora que tenía Brad.

—Discúlpennos —intenté ser lo que a Brad le faltó, educada.

—No hay problema.

Apenas vi como sonrió la mujer cuando Brad me tironeó hacia él para que empezara a caminar de una vez.

—¿Qué demonios sucede contigo? —susurré molesta entre labios, pero fue demasiado tarde para intentar escapar, o en su defecto para responderme.

—Señor Hardwell —escuché más un grito que un saludo.

Sentí como Brad respiró profundo y cerró los ojos antes de voltear hacia el hombre. Rodeó mi cintura y me volteó con él.

Por poco no me escondió detrás.

Una vez enfrentados me obligó a rodear su brazo y me pegó a su cuerpo más brusco de lo que me gustaría admitir, cómo si hubiera marcado territorio sólo con ese gesto.

Sin entender por qué, quise sonreír.

Sus ojos se clavaron en los del caballero, e ignoró completamente la presencia de su acompañante. De repente, el mundo a nuestro alrededor desapareció y tan sólo éramos cuatro idiotas absorbiendo la tensión de toda esta hipócrita fiesta.

Brad no dijo una palabra, y aunque haya pensado en reaccionar por los dos, tampoco intervine.

No me pareció buena idea hacerlo, salvo si deseaba salir lastimada en el intento.

—Señor Hardwell, ¿me pareció a mí o intentaba escapar? —sonrió de lado, de una forma provocativa.

Me detuve a observar disimuladamente por un momento. El hombre tenía un rostro delgado, con una mandíbula protuberante y ojos oscuros y pequeños. Sus facciones eran finas, pero a diferencia de Brad, parecían ser más tiernas y delicadas. Su mirada era intensa, poderosa, pero no de las miradas fingidas que pude ver en los hombres pretendiendo ser rudos durante toda la noche. Era innata, y en eso me recordaba a Brad. Su cuerpo era más pequeño, delgado. Vestía un traje caro color bordo, y en su mano izquierda cargaba con un vaso de whisky.

La mujer a su lado fue en lo siguiente que me detuve. Ella se aferraba a él desde su brazo, y lo acompañaba en la mirada burlona que tenía hacia nosotros. Vestía con clase, su largo vestido azul marino a mangas largas y con un corte en la pierna lucía su figura. Un cinto ancho contenía su cintura, y unos tacones bajos acompañaron el look. Era rubia, de ojos claros y pómulos operados.

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