Capítulo 9

23 2 0
                                    

Estaba agobiada de qué todas mis ideas no funcionaran, o qué, en su defecto, él no demostrara ni una pizca de enojo.

Se trataba de una simple tarea: mover sus fibras sensibles y hacerlo enfadar.

¡Por dios! ¿Qué tan difícil podía ser? Si parecía enojado todo el maldito día.

Recordé de repente, una de las cosas que más me molestaba que Michael, mi ex, hiciera. Llegar a casa y encontrarme con su pandilla de amigotes cenando en el living con los pies encima de la mesa. Me sacaba de quicio que no me informará al respecto y sentía cómo si estuvieran invadiendo mi privacidad sin mi consentimiento.

"No hagas lo que no quieres que hagan contigo" El refrán no funcionó cómo debería, y supe en el instante que una pequeña reunión social era lo que estaba necesitando en estos momentos. No sólo porque iba a morir del aburrimiento en cualquier minuto, sino porque esa sería la forma de gritar en altavoces mi venganza.

Tuve que tirar de un par de hilos, pero conseguí un poco de comida, música, luces y personas completamente desconocidas dispuestas a venir, comer y beber gratis toda la noche. Seríamos en total veinte personas, un evento pequeño y controlado.

En teoría...

—¿Tienes todo listo? —pregunté ansiosa a Glenda, quien poco convencida con la idea preparaba los aperitivos en su respectivo plato de presentación.

—Estoy terminando.

—Bien —apreté mis manos nerviosas y volteé alegre al recordar lo bien que había quedado la sala de estar—. Todo quedó increíble.

—¿Está segura de esto señorita Elizabeth?

—Lizz, Glenda. Y claro que estoy segura, ¿por qué no estarlo?

—No lo sé. El señor Brad jamás montó una fiesta en casa.

—No es una fiesta Glenda, es una pequeña reunión.

—Jamás preparó una pequeña reunión aquí.

—Es hora de comenzar hacer cosas nuevas, ¿no crees?

—Tal vez —se encogió de hombros, aún sin convencerse.

Y estaba segura que si pasaba un minuto más allí intentaría hacerme cambiar de parecer para cancelar todo, pero Gina apareció para salvarme de la campana.

—¡Señorita Elizabeth! —exclamó espantada al verme.

—¡¿Qué?! —volteé rápidamente por su gesto de preocupación.

—¿Qué hace todavía aquí? ¡Pensé que había subido hace horas!

—Gina —llevé una mano a mi pecho, cómo signo de preocupación—. Casi me infartas, pensé que algo había sucedido.

—¡Claro que algo sucedió! ¡En cualquier momento llegarán los invitados y tú todavía sigues así!

—Estaba controlando que todo estuviera perfecto.

—¿Para qué crees que estoy yo? —preguntó, con su tono presumido.

—¿También te encargas de estas cosas?

—Ay querida... Cómo se nota que eres nueva aquí —sonrió tiernamente, antes de reemplazar su gesto por uno de seriedad—. ¡Ahora mueve tu maldito trasero hacia arriba!

Abrí los ojos de par en par ante el impacto de su grito.

—Claro —cedí nerviosa, y antes de marcharme intercambie mirada con Glenda.

—Yo me encargo —sonrió a medias y me retiré más tranquila.

Para la hora en la que había terminado de ducharme y la mujer dispuesta por Gina había terminado de cambiarme, maquillarme y peinarme, los invitados ya habían llegado.

TUS SOMBRAS [ + 18 ]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora