(4) El café me sabe a ti

458 47 6
                                    

Había pasado todo el fin de semana y toda la mañana del lunes y todavía no sabían nada de Jimin

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Había pasado todo el fin de semana y toda la mañana del lunes y todavía no sabían nada de Jimin. Al principio habían pensado que simplemente se habría pasado con el vino. Tenía sentido viendo cómo de afectado estaba cuando les dejó un mensaje avisando de que esa vez se iría solo a casa. Había omitido todas las tildes y los signos de puntuación y eso, desde luego, no podía significar nada bueno; pero lo dejaron pasar. La hipótesis de que fuera simplemente una resaca de mil demonios había empezado a perder fuerza cuando el domingo tampoco dio señales de vida. La incertidumbre de qué le pasaría se estaba tornando en preocupación según pasaban las horas. Era tan impropio de Jimin desaparecer así. Todos eran bastante independientes en aquel grupo, y no llevaban nada bien lo de las visitas sorpresa. Si ya tenían el Black Swan, lo de ir a molestarse a casa era completamente innecesario. Excepto en contadas ocasiones, en las que se habían invitado expresamente, apenas habían pisado los hogares de los otros. No por falta de confianza ni mucho menos, más bien, porque después de la convivencia en Berlín habían aprendido que necesitaban, no solo unas cuantas horas al día de paz y sosiego sin saber de la existencia de los demás, sino también no saber si alguien había vuelto a dejar un cartón de leche en la nevera con tres centilitros de líquido dentro en vez de acabarla y tirarla para reciclar, si a alguno le había dado pereza cambiar la sábanas y llevaban dos o tres días más de lo debido todas sudadas. Habían decidido que se respetaban más (y que olvidarían todos los episodios semejantes que ocurrieron en Lichtenberg) si mantenían aquellos límites. No obstante, esta vez estaban todos dispuestos a romper aquella regla no escrita y allanar la morada de Jimin si hacía falta.

Estaban recogiendo todos sus cuadernos y libros cuando recibieron una llamada. "Principito" apareció en la pantalla del móvil de Yoongi.

—¿Principito? ¿Estás bien? —preguntó este nada más configuró la opción para que se le escuchara por el altavoz.

—Hola, sí. Bueno, ahora mejor. Siento mucho haber estado desaparecido y no haber dicho nada ni haberos avisado —Su voz se notaba forzada.

—¿Mejor? ¿Qué te había pasado, Jiminie? —preguntó Namjoon preocupado.

—Nada grave, en serio. El viernes salí a dar un paseo por el jardín a airearme un poco y debí coger frío —relató sin emoción en la voz.

—¿Pero cómo se te ocurre? Si cuando estuvimos hablando juntos ya parecía que hacía un frío de perros —le reprendió Jin.

—Lo sé, lo sé, es solo que me agobié un poco; pero supongo que no fue una decisión muy inteligente.

—No. La verdad es que no lo fue —confirmó el mayor.

—Bueno, al menos ya estoy mejor —resolvió Jimin.

—Sí, no se te nota la voz congestionada ni nada por el estilo. Menos mal. —La voz de Namjoon había pasado a pensativa y podía percibirse cómo estaba intentando recalcular el horario para que les diera tiempo a recuperar las horas perdidas—  ¿Volveremos a vernos mañana entonces?

Si te amo, ¿a ti qué te importa? · [ JIKOOK ]Where stories live. Discover now