(12) La tan esperada noche

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Jimin se sentía orgulloso del aspecto del Black Swan, una vez más había dejado patente su buen gusto al ayudar a Daehoon a organizar la decoración

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Jimin se sentía orgulloso del aspecto del Black Swan, una vez más había dejado patente su buen gusto al ayudar a Daehoon a organizar la decoración. Con la espalda apoyada contra una gran mesa que habían dispuesto al final del salón de baile, asintió para sí mismo mientras tomaba un sorbo de su copa de vino. Esa noche solo servían tintos para asemejar el color de la sangre, así que aunque había deseado tomarse una copa de champán como celebración de lo bien que había resultado todo, tendría que conformarse con su actual bebida. Sus amigos le habían recordado que si quisiera podría pedirlo y que probablemente por todo el esfuerzo que había hecho se lo servirían sin problemas o que, quizá, podría probar alguno de los cócteles que ofrecían especialmente esa noche por intentar algo distinto; pero Jimin se negó. A pesar de que era capaz de aguantar bien el alcohol, no quería lidiar con el dolor de cabeza del día siguiente. Así que aun cuando una copa de vino no fuera lo más común para una situación así, él prefería su habitual bebida burdeos.

Abandonó la copa, adornada con un elaborado recubrimiento plateado que nacía en la base, recorría el tallo y alcanzaba hasta la mitad del cuerpo. Jimin sentía estar bebiendo directamente desde un cáliz maldito. A lo mejor sonaba un poco dramático, y lo era, probablemente; pero en Halloween siempre se dejaba llevar un poco más que de costumbre sin pararse a pensar si algo era demasiado.

La mesa en la que ahora reposaba su bebida estaba cubierta por un largo mantel negro con sencillos adornos en gris oscuro que apenas destacaban en la tela. Sobre este diversos candelabros con velas blancas iluminaban tenuemente esta parte del salón. El verdadero protagonismo lo tenían los múltiples centros de mesa colmados de frutos como la granada o frambuesas rojas y negras y flores que Jimin se había esforzado en elegir él mismo. Se decantó por las más radiantes dalias para significar la elegancia y dignidad; claveles y rosas rojos algunos en su momento más pleno y hermoso y otros que ya comenzaban a lucir mustios, que simbolizaban tanto la pasión y el deseo como el progresivo desvanecimiento de estas y el dolor que conllevaban y, finalmente, sus favoritas, las rosas negras, las más impresionantes y bellas de todas, aquellas que bien significaban los amores prohibidos, la pasión y la muerte a la vez, todos los más grandiosos temas en una sola flor.

Al comprarlas, Daehoon le había preguntado que por qué tanto interés en esas flores, pues no era como si la gente siguiera creyendo que cada una de ellas tenía un significado y el de cabellos plateados le había respondido muy ofendido que si alguno de los atendientes que, como ellos, eran góticos victorianos o incluso los románticos, se habían molestado en leer algo antes de lanzarse a comprar ropa —como estaba absolutamente seguro de que habrían hecho porque ellos no eran estúpidos pastels— sabrían la importancia del lenguaje de las flores que se había conservado desde aquellos tiempos.

Su amigo había casi dudado de él cuando había decidido añadir un par de arreglos más pequeños con flores del infierno. El florista les había recordado que no era una flor propia para centros de mesa por su significado; pero, en realidad, para ellos, justo por esta asociación a la muerte y los cementerios las hacía perfectas para ser colocadas en estos pequeños jarrones adornados con envejecidas calaveras falsas. Algunas de estas, junto con las flores y resto de ornamentos sobrantes habían adornado las pequeñas mesas auxiliares repartidas aquí y allá.

Si te amo, ¿a ti qué te importa? · [ JIKOOK ]Where stories live. Discover now