(13) Al menos...

231 30 3
                                    

Habían pasado casi dos semanas desde aquello y Jungkook no podía pensar en otra cosa aún

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habían pasado casi dos semanas desde aquello y Jungkook no podía pensar en otra cosa aún. En su cabeza, martilleaba el arrepentimiento a todas horas. Daba igual si se suponía que debía estar en clase, si debería estar preparando sus proyectos en casa o si estaba intentando despejarse dando un paseo con sus hyungs. ¿Cómo se había ido todo tanto de las manos? El plan era calentar un poco a Jimin y ya está. Sí, se había comprado esa lencería para provocar la reacción del otro tal y como le había anunciado en el baño. Quizá jugar un poco con él, tentarle haciéndole saber qué llevaba debajo del disfraz y nunca podría ver, demostrarle que ya no estaba a su alcance para que jugara con él cuando quisiera y, sin embargo, eso era justo lo que había ocurrido.

Sabía que debía dejar de flagelarse por aquello. No tenía sentido seguir dándole vueltas y más vueltas porque por mucho que lo pensara el pasado no iba a cambiar. Además, justo antes de dirigirse a aquel baño había decidido dejar todo atrás y pasar página. Eso debía hacer ahora, de nuevo. No obstante, no había conseguido aquello tampoco. ¿Era un mentiroso como le había echado en cara o simplemente carecía de fuerza de voluntad?

Era el momento de reconocer que alguna vez habían terminado en el Black Swan de nuevo por pura costumbre, o, al menos, eso quería pensar. Sus pies reconocían las baldosas que lo encaminaban a aquel local sin darse ya cuenta. Sin embargo, apenas ninguna de estas habían terminado compartiendo la misma habitación. Como si hubieran llegado a un acuerdo tácito, solían repartirse los espacios. Jimin se quedaría en la biblioteca y Jungkook en la cafetería y no cruzarían las puertas a la otra estancia si el otro estaba allí. Las veces que habían coincidido, no se habían mirado siquiera, o, por lo menos, no a la vez. Solo habían buscado al otro con los ojos de forma furtiva para asegurarse de que todo seguía en calma.

Era una calma amarga y repetitiva. Era como haber comido algo que no te había sentado bien y tu estómago seguía dándole vueltas una y otra vez. Solo que no era comida ni el estómago, era su cabeza, como una lavadora, girando una y otra vez el mismo contenido hasta intentar limpiar toda la culpa y los remordimientos.

A esto se sumaba la picazón por haber mentido a sus amigos. No quería preocuparlos más, así que había decidido omitir casi todos los detalles esta vez y por todos los detalles se refería a todo lo que había pasado después de que le hubiera vuelto a besar. Ahí acababa el relato para ellos. Para sus hyungs había flirteado un poco más con él y después se habían besado. Ya estaba. Nada más. Y, por supuesto, todo había sido producto de haber bebido demasiado, ambos lo habían hecho. Así que no significaba nada. No estaba bien mentirles así; pero no necesitaba reprimendas, ni miradas de desasosiego, ni que le recordaban que no era bueno para él. Ya estaba machacándose suficiente él solito.

Sin embargo, para su desgracia, en vez de poder olvidarse del tema, Hoseok pudo de alguna forma leer lo que bullía en su cabeza y lo puso en palabras en voz alta:

—Kookie, te va a salir humo de la cabeza. Por favor, deja de pensar en ese payaso. No te merece.

—Hyung... No quiero hablar del tema... —respondió Jungkook.

Si te amo, ¿a ti qué te importa? · [ JIKOOK ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora