𝐌𝐎𝐍 𝐀𝐌𝐎𝐔𝐑 - 𝗮𝗻𝘁𝗵𝗼𝗻𝘆 𝗯𝗿𝗶𝗱𝗴𝗲𝗿𝘁𝗼𝗻

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Capítulo editado

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¿Fueron al baile de Lady Danbury anoche? Si no es así, es una lástima. Porque se perdieron una de las noches más interesantes de la temporada. A todos los asistentes les quedó claro, y sobre todo a esta autora, que la señorita Annette Basset solo tiene ojos para el señorito Anthony Bridgerton, así com él solo los tiene para ella. Gozaron de toda una velada juntos, excepto cuando la chica tuvo que bailar con algún que otro hombre, a mi más sincera opinión deplorables y sus bailes de lo más aburridos, a diferencia del baile entre el vizconde Bridgerton — el cual no saca a cualquier dama a bailar — y la hermana del nuevo duque de Hastings, su conexión era innegable tanto así que todo el mundo los observaba y envidiaba, y más cuando las risas de la chica inundaron el salón de baile seguidas por las del vizconde.

Suponemos el alivio de Lady Bridgerton.

Tal vez su hijo está planeando pedirle matrimonio a la señorita Annette, sea verdad o no creo que harían una pareja perfecta.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,
30 de abril de 1813

Annette, después de bailar por segunda vez —por insistencia del conde—, se pudo librar de él. Recorrió con la mirada toda la pista de baile buscando algún sitio para esconderse, no quería encontrarse a McKellen, al final decidío ir hacía el mismo sitio que había estado con anterioridad con los Bridgerton. Una vez ahí pudo respirar en paz, distraída, escuchó una voz a su espaldas.

— ¿Otra vez aquí?

La Basset pegó un bote del susto. Se giró para encontrarse con un Anthony sonriente.

Soltó una risa nerviosa.

— Sí, he tenido que bailar dos veces con el conde, me dijo que si nos casabamos viviríamos con sus padres, ¡sus padres!— exclamó — ya tuve suficiente aguantando a mi padre, para tener que aguantar a dos más, no gracias— el hombre rió — ¿Qué te hace gracia?

— Tú.

La castaña lo miró mal.

— ¿Cómo van las cosas con Simon?— preguntó.

— Mal, muy mal— comentó la chica, frustrada, apoyándose en la pared junto a Anthony.

— ¿Por qué?

— No nos hablamos— levantó la mirada, para encontrarse con la suya—, bueno, y si lo hacemos es para discutir.

El hombre la miró apenado.

— El primer día dijo que yo suponía una carga, con todos los nervios de conocerle, me enfadé y le dije que se parecía a nuestro padre, se enfadó mucho— frunció el ceño—. Y desde ahí no hemos hablado como tal.

— No le gusta hablar de su padre, y mucho menos que le digan que se parece a él.

— Entiendo — dijo asintiendo —, pero, no hacía falta que me dijera eso, sé que no me conoce, pero eso no justifica la manera en la que me habló.

— Ya verás como todo se solucionará Annette, y os llevaréis bien— le sonrió.

— Eso espe-

Annette no terminó la frase, y en canvio su cara se transformó a una muy pálida.

— ¿Estás bien?— preguntó Anthony, mirándola extrañado y preocupado.

— No, no estoy bien, Jack McKellen viene hacía aquí, por favor ayúdame— suplicó, sus ojos destellaban algo de miedo.