PRIMOS LEJANOS

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"Brida"







Sebastián y yo pasamos el día fuera de la casa, por primera vez desde que iniciamos nuestra extraña relación salimos como una pareja visitamos algunos lugares turísticos de la ciudad a los que ambos deseamos ir, pero por falta de tiempo no lo hicimos. Hoy no hubo salida de entrenamiento, lo cual me pareció sumamente extraño, ya que jamás falta a sus caminatas matutinas.

Llegamos a casa después de las 3 de la tarde, antes de salir logre decorar el pastel mientras él hablaba con Verónica, la cual se pegó al teléfono por más de dos horas. No pregunte por respeto y él tampoco mostró interés en hacerlo.

Cuando estoy a punto de comenzar a subir las escaleras su voz me detiene.

-Imagino que la cena de hoy será para varias personas.

Él está dejando su abrigo en el perchero, luego comienza a acercarse.

-Supones bien. Espero no te moleste que invitara a Marie y su hermano.

Ya se lo había dicho cuando veníamos de camino.

-No tengo problema con ello, Brida.

Responde llegando a mi lado. Con una de sus manos aparta un mechón de cabello de mi mejilla. Su palma se siente cálida y fuerte contra mi mejilla. Me sonrojo y me aparto cuidando que mi cuerpo no reaccione al toque fugaz. Mi ritmo cardíaco se ha acelerado y el calor se apodera de mí. Es imposible no llenar mi mente de los recuerdos de esta mañana, besos de buenos días que por poco dejan de ser solo besos y convertirse en algo más...

-Y-o- i-r-é... -¿qué diablos pasa conmigo? No es fácil, no señor. Tomando una bocanada de aire vuelvo a intentar hablar, está bien si lo hago con normalidad-. Iré a ducharme para comenzar a preparar la cena ¿tú?

Él no parece conforme con la distancia que he tomado. Su ceño fruncido al igual que sus labios me lo hacen saber.

-¿Yo qué?

Responde seco.

-¿Iras a ducharte?

Puede que sea difícil de explicar, pero Sebastián tiene la habilidad de transformar una situación incómoda a una completamente cómoda, ¿cómo lo hace? No lo se.

Ya no hay ceño y labios fruncido, ahora la picardía adorna su rostro extendiéndose hasta su mirada, la cual me hace sentir un cosquilleo por todo el cuerpo.

-¿Me estás invitando a ducharme contigo?

Es un odioso, mas no voy a caer en su juego.

-Me refiero a, ¿qué harás tú? -le brindo una sonrisa irritada-. Pero si quieres ducharte conmigo, no hay problema. La ducha tiene suficiente espacio para los dos.

No se esperaba que le siguiera el juego. Sus ojos han adquiero un matiz más intenso provocando nuevamente otro cosquilleo en mí. Y es que parece ser que su mente se está imaginando algo.

-Solo si me pasas el jabón por la espalda.

A no, pues ahora sí.

Me está intentando quitar el puesto de "la mata pasiones"

-oh, claro. ¿qué más desea, don Sebastián?

Respondo sarcástica.

-Son muchas las cosas que deseo y tú estás en muchas de ellas, pero de momento solo deseo eso.

¡Ah!

-Apuesto a que unas de esas va terminar con tus manos en ciertas zonas de tu cuerpo para poder aliviarte.

Mariposas En Plena Oscuridad.Where stories live. Discover now