Descontrol

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Hola mis Dreynas hermosas 👑 espero de todo corazón se encuentran bien. Mil disculpas por la demora, de verdad.

Espero les guste.

Para la dinámica:
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Brida...



—Sebastián, ¿qué mierda te pasa?

Shh… Solo quiero tenerte así por unos segundos… —siento su respiración en el hueco de mi cuello, haciendo que mi cuerpo se estremezca por completo. Sus manos están a cada costado de mis caderas. Y mi cuerpo está contra la pared.

—Esto no es correcto, Sebastián. Apártate… —mi voz sale en un tono de súplica. Pero algo dentro de mí no quiere que se aleje, sino que permanezca de la misma manera. Podría jurar que la cuerda aquí no soy yo.

—Brida… No es fácil. Maldita sea, cada puto día es una tortura para mi autocontrol.

—Sebastián… Eres mi tío; y yo, tu sobrina. Esto es una locura. Por favor, suéltame...

— ¿Tú me ves como tu tío? Respóndeme —Las palabras no salen de mi boca, es como si estuvieran atascadas en lo más profundo de mí, en un agujero sin salida.

—No…








—Brida. —llama Sebastián— . Brida, ¡Hey Brida!

—¡Brida me estás asustando, despierta…!—
Escuchar esa voz, escuchar a Sebastián cerca causa que cualquier rastro de los brazos de Morfeo desaparezca y que mis ojos se abran de inmediato.

La luz de la habitación está encendida y bajo el marco de la puerta se encuentra Sebastián con un gesto cargado de preocupación. Tiro del edredón que arropa mi cuerpo sentándome en la cama sin apartar la mirada de él.

—¿Por qué has entrado a mi habitación, es que no sabes tocar? —regaño, alejando mi cabello de la cara.

—Llevo quince minutos tocando sin recibir respuesta, es tarde y aún duermes me preocupé, pensé que estabas enferma.

Sí estoy enferma, pero no como el piensa que lo estoy, que diantres con ese sueño, las horas pasadas me han atolondrado las emociones por completo. Esperen, ¿tarde?

—¿Cómo que tarde? ¿Qué hora es? —
Pregunto alarmada comenzado a salir de la cama como loca en el proceso el edredón se enmaraña en mi pierna y sin verlo venir caigo de bruces sobre la alfombra.

—¡Ah!

Grito al pegarle la cara a la alfombra.

—¿Estás bien?

Sebastián se ha acercado agachándose a mi lado en un intento de ayudarme a levantar. Aún sobre la alfombra, ruedo sobre mi cuerpo quedando boca arriba con los brazos extendidos y el cabello cubriendo gran parte del rostro.

—De maravilla, así le doy los buenos días al piso, ya sabes para salir de la rutina.

Comento sarcástica retirando el cabello de mi panorama, mi respiración por unos segundos se detiene al sentirlo nuevamente tan cerca, las facciones de su fisonomía desbordan diversión, sus ojos titilan de dulzura, la cual va dirigida a mí, ya que no ha dejado de contemplarme. El momento parece tan íntimo que cada determinación de mi cuerpo se estremece sintiendo una oleada de cálida electricidad, tan poderosa como aterradora. Así de cerca no puedo soslayar observarle sin descaro, mis dedos parecen querer tomar la iniciativa de acariciarle el cabello, cada hebra luce desordenada dándole una apariencia atractiva y despreocupada.

Mariposas En Plena Oscuridad.Where stories live. Discover now