Perfección

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Omnisciente


Era de noche cuando Brida esperaba a que Sebastián llegara, le había avisado por la tarde que venía en camino, por lo que hizo todo lo posible por terminar un ensayo que debe entregar mañana y así esperarlo despierta. En ese momento veía la hora en su celular una y otra vez, pero mientras mas lo hacia el tiempo pasaba más lento.

—¡Mierda!

Refunfuña tirando el celular al otro lado del sofá, se levanta para ir hacia la cocina en busca de algo para picar mientras espera.

Una bolsa grande papas fue la acompañante durante las dos horas que espero a que el llegara. Estaba a punto de dormirse sobre el sofá cuando escucha la puerta abrirse. Unos segundos después un Sebastián arrastrando una maleta ingresa al living, cargando en su otra mano varios portaplanos que por poco y se le caen al suelo si Brida no se levanta de prisa y camina hasta él para ayudarle.

—¿Por qué no los dejaste en el auto?

Lo regaña ella antes de darle un beso en los labios de bienvenida.

—Oh, yo también me alegro de verte, Mariposita — anuncia con diversión dejando la maleta para ir hasta brida, quien se agacha a un lado de la mesita dejando los portaplanos—. Yo si te extrañe, cariño...

murmura rodeándole la cintura con las manos, atrayéndola hacia él. Su espalda choca con su pecho y sus fuertes brazos la anclan a él, aspira su aroma deleitándose con la fragancia frutal que desprende su cabello.

—Obvio que te extrañe, Sebas. —menciona ella con voz suave, pegándose más a su pecho acariciando sus brazos.

—Ya pronto volveremos a tener más tiempo juntos, cariño. —su voz ronca, pero profunda le brinda una sensación de seguridad. Cuando siente sus labios recorrer desde su hombro desnudo hasta su cuello, dejándole pequeños besos en su camino, desplaza su cabeza hacia un lado, dándole mejor acceso por un momento, concentrándose en nada más que las cosquillas en su estómago.

—Es lo que más quiero. ¿Cómo te fue?

Curiosea, aceptando feliz sus mimos.

—Fue agotador, pero vamos bien. —contesta con voz ronca, acariciando sus brazos.








*DOS DÍAS DESPUÉS*








Sebastián regresó ese mismo día de uno de sus viajes dispuesto a sacar a Brida de casa, aunque no estuviese las 24 horas del día junto a ella era incapaz de pasar por alto que se estaba estresando más de lo normal y eso solo le estaba provocando un humor terrible y dolor de cabeza frecuentes. y es que ambos estaban enfrascados en sus cosas, vio necesario darle un parado y no para que pasasen tiempo juntos, sino para que lograran tomarse un momento de descanso, a ninguno les hace bien tanto estrés.

—Debo verme horrible... —comenta ella, bebiendo un poco de vino.

Sebastián sin poder evitarlo la observa sin encontrar nada malo en su aspecto, a pesar de las ojeras bajo sus ojos.

—Oh sí. Te ves horrible, el señor mapache reclama por su esposa.

Bromea, alcanzando la mano que descansa a un lado de su copa de vino.

—Ja. Ja. Ja. Ja. Que chistoso. —objeta con sarcasmo, intenta dedicarle una mirada furiosa, pero el agarre en su mano se siente muy cálido y le hace sonreír—. Estas semanas han sido muy fuertes, no he tenido tiempo ni de rascarme una nalga, literal. El primer semestre esta por acabar y es imposible no sentirme abrumada...

Y es que para ella sacar las mejores notas, entregar todo a tiempo y tener todo organizado es su prioridad, siempre pone a la desconfianza como escudo de no intentar tener amigos y posiblemente una relación, pero la verdad es que siempre fue por su obsesión con centrarse en una sola cosa, aunque desde que llegó a Alemania hizo muchos cambios en cuanto a eso, dejó entrar a su inexistente círculo de amigos a Marie, con la cual no ha tenido más problemas después de aquel día y con quien ha pasado buenos momentos. Y si de relación se trata termino haciendo un MEGA cambio desde el momento en que vio a Sebastián e iniciaron su relación.

—Debes llevar las cosas con calmas, Brida. Yo te entiendo y sé que lo que es estar bajo presión, en exámenes finales y demás, pero también sé que si no intento controlar la situación el perjudicado voy a ser yo. Me molesta es que te sobrecargues y no pienses en tu salud tanto física como mental.

Ya han terminado su cena sólo queda el vino del cual beben de apoco mientras hablan. El sitio es un pequeño restaurante en la ciudad con una maravillosa vista desde la azotea. Sebastián abandona su asiento ayudando a Brida a hacer lo mismo y llevándola hacia el otro lado de la mesa, la baranda que rodea toda la azotea sirve para que ella recline su cuerpo y observe la ciudad, Sebastián se posiciona detrás de ella abrazándola a su cuerpo.

Sus abrigos les protege de la fría brisa que acompaña la noche, más eso no impide que Brida sienta su piel de gallina al sentirse abrazada por el fuerte cuerpo de Sebastián.

—No es fácil cuando quieres hacer todo bien, y quizás ese es mi defecto, ser perfeccionista. —confiesa sin dejar mirar la ciudad—. Y no sé trata de complacer a otra persona. Más bien, si es por complacer a alguien eso sería a mí misma, siento que si algo sale mal me estoy fallando a mí misma y creeme no es una bonita sensación.

—Mariposita a ninguno nos gusta esa sensación, pero eso no significa que si fallamos una vez lo haremos de nuevo, en la vida hay altas y bajas y de cada una se aprende. Tú eres alguien muy especial, eres independiente y lo que haces lo realizas por ti y para ti, eso demuestra de que está hecha tu alma... Sin embargo, no puedes permitir que la ansiedad te gane está casi siempre nos gana cuando estamos bajo presión y queremos hacer todo bien. Eres inteligente y por lo que he conocido de ti en todo este tiempo no eres hierro fácil de doblar, así que ten fe que todo saldrá bien.

—Te quiero, Sebas...

Es lo único que dice apoyándose en su pecho, él inmediatamente rodea su cuerpo con sus brazos.

Él tiene razón no puede negarlo, es muy fácil decirlo y escucharlo, pero hacerlo es otra cosa. Otros quizás entiendan a lo que se refiere y por lo que está pasando, existen muchas personas en su misma situación.

—Y yo a ti, Mariposita. Aunque ahora luzcas más a un mapache...

Un codazo sobre su estómago es lo que recibe de parte de ella, más eso no impide que siga abrazándola.

—Ya decía yo que la odiosidad no podía desaparecer de ti así tan fácil.

—Tengo mis momentos, cariño. Sólo no olvides que la picardía es parte de mí en cualquier circunstancia. -susurra en su oído sintiendo como se aprieta más a su pecho—. Me gusta abrazarte, sentir tu cuerpo cerca de mí, oler la fragancia frutal que desprende tu cabello y el cómo tu cuerpo te traiciona y parece temblar cada vez que te tengo así... Eres perfecta mi Mariposita...

Negarlo sería absurdo.

"Este hombre me volverá loca algún día de estos, si señor"

Ama se lado cursi de él, aunque no lo diga en voz alta.

—Existe la perfección y está ligada a las diferentes formas de ver y querer las cosas, Sebastián.

—Entonces me complace saber que la forma de verte y quererte, es única y maravillosa...

Sintiendo el corazón retumbar como tambor se gira para después enrollar sus manos detrás de su cuello acercándose de apoco al rostro de él, no puede evitar admirar sus facciones.

—Eres un hombre increíble, ¿sabías?

—Y tú la mujer más hermosa en todos los sentidos que puedan existir...







Espero les guste, de ser así no olvides dejar tu opinión y si no es mucho una estrellita ♥️ ♥️ ♥️ ♥️. Mil disculpas por la demora

Mariposas En Plena Oscuridad.Where stories live. Discover now