VII; El Club Edén.

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6 de noviembre, 2038

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6 de noviembre, 2038. El Club Edén. 20:17 p.m.

Connor paró el coche delante de la dirección que le habían asignado. Sorprendida, lo miraste, en busca de alguna respuesta que no llegó.

— ¡Agh! Me siento como si me hubieran taladrado el cráneo. — Te lo mereces. — ¿Seguro que es aquí? — Preguntó, aunque ya sabía la respuesta. Connor os había informado previamente de que el asesinato se había denunciado en un burdel.

— Es la dirección del informe.

— Ya... En fin... — Antes de que continuara hablando, saliste del coche. — Habrá que ir a ver. — Soltó, casi en un susurro por tu repentina acción.

Te giraste para ver si te estaban siguiendo alguno de los dos y viste a Hank bajando del coche, pero, en el intento, se había golpeado en la cabeza con el techo del coche.

— Dios... — Se quejó.

Este hombre es irremediable.

No podías creer que estuvieras contuviendo una risa, cuando estabas bastante molesta con él. Eso demostraba que, a pesar de odiar sus acciones sobre tentar sobre su vida, seguía siendo tu padre, y no podías estar enfadada con él demasiado tiempo. Pero la conversación sobre las tendencias suicidas debía llegar.

Connor bajó del coche poco después, mientras tú los esperabas en la entrada.

— Los androides más sexis de la ciudad... — Leyó Hank en una de las paredes. - Ya sé por qué insistías tanto en venir... ¡Será posible! — Sin embargo, le lanzaste una mirada llena de reproches.

La simple entrada del club tenía un nivel bastante alto de erotismo, con luces de neón en tonos lilas. Si la simple entrada era así, a saber cómo sería el interior del club.

Dos puertas negras se abrieron, dejando paso a seis androides femeninos y masculinos metidos en cápsulas. Te pareció que vendían a esos androides como si fueran carne fresca, aunque no fueran ni de carne. Te repulsó la idea de cómo podía llegar a ser el ser humano.

Connor se detuvo repentinamente a mirar una androide de tez morena. Tu tío y tú ibais en cabeza, llegando al interior del club.

— ¡Connor! — Lo llamó Hank. — ¿Qué coño haces?

— Ya voy. — Replicó, corriendo a vuestro lado.

— ¿Qué pasa? ¿Mi sobrina no es tan guapa como una androide diseñada para eso?

— Pero ¿qué estás diciendo? — Le reprochaste. ¿Podía ser ese momento más vergonzoso?

— Discrepo, teniente. — ¿Qué? — Su sobrina es muy... atractiva. — Sí, sí podía ser más vergonzoso.

— ¿De qué hablas, Connor? Deja de decir tonterías. — Te quejaste. No sabías por qué había dicho aquello, solo sabías que no debía estar programado para decirlo. Pero, decidiste no seguir con aquello.

Inestabilidad ⨾ ConnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora