XX - Epílogo; Sentir Y Adaptarse.

571 58 5
                                    

13 de noviembre, 2038. Casa de Hank. 10:03 a.m.

El pequeño reloj despertador de la mesita había sonado hacía unos minutos. Por culpa de no poder volver a conciliar el sueño, abriste los ojos lentamente, siendo iluminada directamente por la tenue luz del sol que al fin se había dignado a aparecer, después de haber estado semanas oculto por las pesadas nubes grises; a pesar de que no se hacía ver demasiado. De todas formas se pondría a llover de nuevo.

Elevaste levemente tu vista hasta dar con el androide. Te habías despertado en la misma postura en la que caíste rendida la noche anterior, rodeando con tus brazos el cuerpo de Connor. Pudiste ver como su LED tenía un color azul bastante apagado. Se encontraba en un estado de reposo, aunque era consciente de cualquier acción que realizaras, si era muy brusca o repentina. Por eso mismo, te moviste con cuidado, procurando no sacarlo de su trance. Te acercaste al armario de tu tío para poder ponerte alguna ropa más decente que nada más la ropa interior que te acababas de poner de nuevo.

Con una camiseta holgada y unos pantalones que prácticamente se te caían, te acercaste de nuevo al androide y te pusiste frente a él. No parecía haber notado ninguna de tus acciones anteriores, por eso mismo, aprovechaste para plantar un abrupto beso en sus labios, el cual cortaste bastante rápido. Connor salió al fin de aquel estado de reposo y su LED volvió a brillar más intensamente en su precioso color azul. Este te miró a los ojos con sus cejas levemente levantadas y la boca entreabierta.

— Más te vale vestirte, si no quieres que mi tío piense que eres un androide «poco profesional», claro.

Connor analizó tus palabras para después devolverte un rápido beso. Levantó su peso del colchón, acercándose a la ropa que la noche anterior habíais tirado por todo el suelo. Parecía que aquella ropa no sería de demasiada utilidad.

Tu cara enrojeció con velocidad cuando notaste que, efectivamente, no llevaba nada puesto aún. Se quedó en aquel estado de reposo nada más entraste en tu profundo sueño.

— Yo... voy a ver si mi tío está ya despierto..., sí. — Estabas nerviosa pero tampoco entendías la razón. Durante la noche anterior, a pesar de las dudas, habías demostrado poder dirigir bien dicha situación. ¿Por qué ahora verlo así te ponía tan nerviosa?

El cuerpo y la mente pueden llegar a ser demasiado crueles.

Saliste casi corriendo de la habitación, cerrando la puerta después de salir, dejando al androide vistiéndose en ella.

Inestabilidad ⨾ ConnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora