Detroit, distrito de Michigan, Estados Unidos. Año 2038. Los casos de divergencia se propagaban sobre los androides como si fuera una especie de virus.
Tú, Enith Anderson, una subteniente con experiencia. Y tu compañero, - y tío - Hank Anderson, ser...
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13 de enero, 2039.Lugar desconocido. 16:17.
─ Buenas tardes, teniente.
─ No me llames así aquí. ─ Susurraste. ─ ¿Qué tipo de información tienes para mi?
─ Un nombre y una fecha. ─ Contestó, con media sonrisa. ─ No será barato.
─ Pide por esa boca y ya me encargo yo de conseguirlo. ─ Renegaste, sabías cómo era.
─ Te haré una llamada mañana con lo que quiero, nada que no puedas conseguir.
─ Está bien. Dame esa información.
[...]
─ Salimos esta noche. ─ Dijiste, mientras te apoyabas en el escritorio de tu tío.
─ Claro, Enith. ─ Se pausó después de ver que ibas en serio. ─ ¿Estás loca? ¿Quieres que te maten?
─ No, quiero descubrir quién está detrás de esto.
─ ¿A son de que te hagan algo?
─ Es un contacto de fiar, Hank. Era quien me ayudaba en la red de tráfico hace años.
─ Ya, eso significa que es un sapo y los tíos peligrosos lo tendrán en la mira.
Suspiraste, pasando la mano por tu pelo para retirarlo de la cara.
Aquel hombre te había ayudado múltiples veces en la red de tráfico que desmantelaste hacía unos cuatro años. Cada vez que hacía falta algún tipo de información que no podíais conseguir de manera normal, él os la facilitaba, a cambio de recompensas y, por supuesto, de que no lo arrestarais. Hank jamás se fió de él, pero a ti te bastaba sólo con saber la información que necesitabas a cambio de un precio justo para ambos lados.
─ No pasará nada... Además, iré de todas formas. ¿Prefieres venir conmigo o mejor voy sola?
─ Ni hablar. ─ Suspiró, para centrarse de nuevo en su escritorio. ─ Connor nos acompaña. ─ Dijo, sin girarse.
Asentiste, más para ti misma, pues él ni siquiera miraba a tu dirección.
Te sentaste en tu escritorio, revisando todos los datos que tenías de dicho caso. Al rato, apareció Connor y, al verte, se acercó a tu mesa.
─ ¡Menos mal que te tengo a ti! ─ Comentaste con alegría al verlo llegar con una taza de café en tu dirección.
─ No soy el único que puede ofrecerte tazas de café.
