Detroit, distrito de Michigan, Estados Unidos. Año 2038. Los casos de divergencia se propagaban sobre los androides como si fuera una especie de virus.
Tú, Enith Anderson, una subteniente con experiencia. Y tu compañero, - y tío - Hank Anderson, ser...
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15 de enero, 2039. Nuevo Jericho. 17:18.
─ A mi me parece un gran avance. ─ Dijo el androide de tez morena.
─ Pues creo que no hacemos más que estancarnos... ─ Contestaste. ─ Es como si realmente hubiera algo que impide que sigamos con esto.
─ Quizá solo sea más difícil de lo que creías. ─ Markus volvió a hablar.
En la pequeña e iluminada sala, Markus y tú, hablabais mientras los demás se instalaban. Connor y Hank se acercaron a la mesa para poder tomar asiento, esperándoos.
─ ¿Cuál nos recomiendas que sea el siguiente movimiento, Markus? ─ Preguntó Hank con sinceridad, pues realmente creía que él podría ayudaros a dar con la persona - o androide - detrás de todos esos asesinatos.
─ Llegasteis hasta un punto muerto con el tráfico de piezas... Quizá la solución esté en buscar por otro lado. ─ Pausó sus palabras, pensando. ─ Anne os podría ayudar más detalladamente que yo, eso seguro. Es la androide más informada sobre estos casos.
Markus salió de la sala y no tardó más que cinco minutos en volver con vosotros.
─ Os cita esta noche en un bar cerca de aquí... Ahora mismo está ocupada con algo y Nuevo Jericho está cerrado durante las noches, por motivos de seguridad. ─ Aclaró.
A ti no te agradaba especialmente la idea, pero decidiste callar por una vez y seguir todas las pistas posibles para poder resolver y cerrar el caso, aunque para ello tuvieras que soportar a aquella androide.
─ Muy bien... ─ Suspiraste.
Hank se giró para mirarte, sorprendido. Sabía que aquella androide no había sido especialmente amable con vosotros, pero también sabía que, en ese preciso momento, no teníais otra opción, pues todas las pequeñas pistas habían acabado siendo callejones sin salida.
Hacía tiempo que un caso se te resistía tanto. ¿Dónde estaban los cabos sueltos, los testigos, las diminutas pistas que podían acabar siendo cruciales? ¿Dónde estaba aquella pieza que hacía falta para poder terminar con aquel ser que estaba destruyendo a androides solo por sus bombas de thirium? O aquella organización.
Si quiera sabíais cuántos miembros había detrás de ello o si eran humanos o androides. Solo una corazonada te llevaba a pensar que todos los casos estaban relacionados y, aunque el modus operandi fuera el mismo en todos ellos, sin más pruebas que aquella, era imposible confirmar que en realidad todo estuviera detrás de un mismo ser.
Unas pocas horas pasaron, mientras le dabas vueltas y más vueltas a todos los cabos sueltos que se os podían haber escapado, la hora de encontraros con Anne había llegado.
Estabas sentada en una mesa redonda cercana a la puerta, con altos taburetes. A tu lado se encontraba Connor, y Hank se había retirado para poder ir al servicio del local, seguramente no tardaría en llegar.
