Detroit, distrito de Michigan, Estados Unidos. Año 2038. Los casos de divergencia se propagaban sobre los androides como si fuera una especie de virus.
Tú, Enith Anderson, una subteniente con experiencia. Y tu compañero, - y tío - Hank Anderson, ser...
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8 de noviembre, 2038. Torre Stratford de Detroit. 16:09 p.m.
Ahí estabas de nuevo, junto a tu tío y Connor. Las cosas se habían calmado un poco entre vosotros, aunque notabas que algo raro debió pasar la otra noche, en la cual te quedaste en casa, pero Hank se quedó con Connor. Estos estaban raros contigo y entre ellos, temías que tu tío le pudiera haber hecho algo al androide... Cuando a él se le subían los humos era capaz de muchas cosas.
Estabais en el ascensor de la torre Stratford, el cual subía a una velocidad que apreciabas, pues aquellos sitios pequeños te agobiaban bastante.
Connor estaba en medio de vosotros dos, mientras jugaba con sus manos con una moneda de una manera muy habilidosa... Te preguntaste en aquel momento si sería capaz de hacer más cosas habilidosas con ellas que aquella.
«Pero ¿qué coño me pasa?» pensaste. Intentaste despejar de tu mente todos los... particulares pensamientos que te habían venido a la cabeza en pocos segundos. Cualquiera diría que estás falta de atención.
Connor seguía jugando con aquella moneda y tú, por los previos pensamientos, decidiste mirar al panel que informaba de la planta en la que os situabais en dicho momento. Está claro que aquellos números cambiantes te parecieron muchísimo más interesantes en ese momento que ver al androide juguetear con sus manos.
— Ya me estás fastidiando con la monedita. — Se quejó Hank mientras se la arrebataba.
— Perdone, teniente. — Se disculpó, y tal acto de pareció el más tierno del mundo.
Comprimiste una risa mientras veías que las puertas del ascensor se abrían por fin, dándote completa libertad alejada de esa caja.
— Hola, Hank, Enith. — Saludó Chris nada más salísteis de allí. Asentiste con una sonrisa mientras lo mirabas.
— Joder. Pero ¿qué es esto? ¿Montáis una fiesta y no me avisáis? — Hank y sus frases oportunas para cada situación, incluso para aquella.
— Sí, sale en las noticias, todo el mundo mete las narices... — Os informó Chris. — Hasta el FBI quiere inmiscuirse.
— ¿El FBI? — Preguntaste. Hank notó tu incomodidad y recordó que el idiota de tu ex marido era de dicho cuerpo policial. Posó una de sus manos encima de tu brazo, intentando tranquilizarte.
— Estupendo, tenemos a los federales encima. Sabía que iba a ser un día de mierda... — Dijo mientras observaba el panorama.
— ¿Qué tenemos? — Te atreviste a preguntar, tratando de ignorar el hecho de que muchos del FBI te conocían y te tenían cierto rencor por haber denunciado a uno de sus mejores agentes.
Notaste que Connor no salía del ascensor, y te pareció raro que esperase a que uno de vosotros le diera la orden de avanzar, pues nunca había esperado a ello para poder entrar a los sitios, es más; solía desobedecer las órdenes de Hank.
