-¡Esto es increíble, me dejaran entrenar!-exclame con emoción en mis palabras. Una gran sonrisa se extendía por mi rostro
-se que quieres entrenar campeón, pero debemos tener el visto bueno de Quirón, por tu edad, aunque hayas entrenado, aún eres un niño de unos seis años.-hablo el capitán intentando hacerme entender que quizás Quirón no aceptaría.
-si, lo entiendo, pero quiero hacerlo, el entrenamiento ya es una rutina de todos los días y que me lo nieguen no me gustaría mucho.-y es cierto, no hay día que no entrene al menos unas dos horas.
-esta bien, intentaremos persuadirlos un poco, y si no ,pues, tendrán que ser clases particulares.-el ojiazul me guiño el ojo de forma cómplice.
-si tiene que ser así, entonces hay que planear un poco el cronograma desde un comienzo ¿no?-una sonrisa cómplice se asomo en mi rostro.
-me agradas como piensas Nawaki. Espero que seas mi hermano. Podríamos hacer un poco de contrabando si te unes al negocio.-Su mano palmeo mi hombro-y si no eres mi hermano, de todas formas la invitación esta en pie.-
-lo tomaré en cuenta.-ambos nos sonreímos antes de comenzar a caminar hasta la casa grande
Caminando por el verde césped mientras saludamos a los pocos campistas que se comenzaban a despertar a estas horas de la mañana. Casi todos ellos hijos del dios del sol. Tuvimos que cruzar el pequeño río que salía desde el lago de las canoas para así estar a algunos metros detrás o adelante, como ustedes quieran verlo, de la casa grande, una enorme casa de dos pisos pintada de un bello color azul con bordes blancos tenía entrada y salida por ambos lados teniendo un porche que la rodea completamente dando vista hacia el campamento a la vez que el se podía ver el bosque de Long Island
Al entrar, subimos por el porche que daba hacia el campamento en donde se encontraba Quirón junto a Dionisio los cuales tenían dos tazas de te cada uno junto aún par de tostadas en una pequeño cuenco de mi mimbre y un frasco de mermelada los acompañaba
Cuando subíamos las escaleras de madera, el hombre en sillas de rueda nos miró y nos sonrió. El señor D solo despego su mirada del catálogo de vinos por un segundo antes de regresar a las páginas de la revista en sus manos
-ho, buen día Anthony, Nawaki-saludo-¿que es lo que los trae aquí tan temprano?-nos pregunto
-Buenos día Quirón/ Quirón-san, Señor D-saludamos al mismo tiempo a los dos seres sobrenaturales que estaban delante de nuestros ojos-ambos veníamos a hacerte una petición, bueno, más yo que Anthony pero es la misma cosa-
-siéntense por favor, no se queden parados-nos pidió. Nosotros no sentamos en las sillas. Me senté al lado del señor D y el hijo de Hermes se sentó junto a mi-¿quieren una taza de te? Aun no es la hora del desayuno-ofreció
-si, por mi parte quiero un poco si no es mucha molestia-el rubio también le pidió. El centauro asintió antes de ingresar a la cabaña en busca de la tetera . Unos minutos después regreso con dos tazas humeantes y colocarlas delante de nosotros lo cual se lo agradecimos
Le di un sorbo para probar la infusión
-mmm, muy rico, ¿te inglés?-pregunte ante el sabor familiar en mi paladar
-si, así es, con un toque de canela y miel. Aún nos queda de la última vez que estuvimos en Inglaterra. Para que no pierda su aroma junto a los sabores el señor D lo pone en estasis con un poco se magia-
-¿Un hechizo de estasis? ¿Cual de todos? ¿El latín, italiano o el griego? Son los mejores para conservar y no caducan en un par de décadas y si lo hace el señor D entonces aguatara más-Los tres presentes me miraron un poco impresionados.
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renacer en un mundo semidivino
FanfictionEn la mañana hablábamos de lo que nos quedaría pendiente si moríamos en ese mismo instante, lo cual, nos dejó pensando Irónicamente ese mismo día la muerte tocó a mi puerta o quisas debería decir, mi ventana . . . . . . . . . Aquí les traigo una hi...