🔸️☀️capitulo XIII☀️🔸️

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Campamento Mestizo, Long Island, Nueva York martes 22 de junio 5:36 am

Siete años, un mes y cuatro días desde mi llegada al mundo de Percy Jackson 

Me había despertado mucho antes de lo que acostumbraba. Siempre por la misma pesadilla una pesadilla que me dejaba llorando aunque no sabía la razón, me dejaba con una sensación de vacío, podía sentir la perdía, el dolor, la amargura de la situación aunque no podía saber de que se trataba. Solo me recordaba a mi en un campo de batalla junto a una persona a mi lado con una sonrisa de satisfacción, como si todo lo que hubiese planeado estuviera sucediendo. Pero de alguna forma, sentía que no era yo, no del todo. Lo último que escuchaba era una voz, una voz femenina que me decían sus últimas palabras; veía sus labios moverse pero no le entendía nada al no haber ningún sonido

Después de aquello me desperté dejándome con insomnio hasta que el reloj marcó las seis de la mañana. Un nuevo día, la misma rutina. Al salir por la puerta de la cabaña recibí los primeros rayos matutinos. Una pequeña brisa fría me estremeció

Mis agudos oídos captaron sonidos, ladridos y grandes pisadas a las afueras del campamento. Un trueno relampagueó en el cielo que se empezó a tornar de negro

Al parecer no será un día normal

De un movimiento de mis manos todo mi pijama, que consistía en ropa vieja, se fue dejándome con mi ropa de combate que siempre usaba en los captura la bandera

Con la mirada de mis hermanos aún medio dormidos, desaparecí del porche de nuestra propia cabaña con mucho apuro llegando en unos pocos minutos a la entrada del valle

Al llegar el olor a ozono era impresionante, mi cabello se había vuelto estético levantarse de mi cabeza un poco como si frotaba un globo en el. Eso solo significaba algo; un rayo caería a la tierra.

A pocos metros de mi cuatro personas estaban delante de mi. Dos chicas, un chico y un sátiro los cuales eran perseguidos por una enorme horda de monstruos. Ciclopes, arpías, perros del infierno entre ellos.

Antes de que diera un paso más  un enorme rayo cayó en la tierra justo hacia las criaturas del tártaro. Al volver a mirar solo quedaban unos pocos que se habían salvado por poco aunque muy heridos como para no ser más que polvo dorado.

Un grito de dolor desgarrador resonó por todo el bosque. Un cuerpo voló hasta caer en el césped verde de la colina.

A centímetros de mi una chica moribunda estaba en el suelo. Con una última mirada al cielo sus ojos se apagaron. Su último suspiro fue dado

Thalía Grace había muerto en mi presencia

Corrí hacia los niños que aún estaban con vida

Estos se giraron hacia mi con sus armas en alto. El chico rubio delante de mi tenia feas heridas en su cuerpo, los ojos vidriosos por lo que acababa de ver. La niña, por otro lado apenas tenía algunos moretones en su cuerpo. Un hilo de sangre brotaba de su cabeza denotando que se había golpeado la cabeza, quizás al caerse o algo por el estilo y el sátiro, bueno, estaba despierto. Eso era bueno.

—!Nawaki¡—exclamó en un balado el mitad cabrá—que bueno que estas aquí. Ayuda a Thalía por favor—suplico con los las manos en forma de ruego. Los dos rubios a su lado me miraban igual

—no. La muchacha está muerta. No hay nada que pueda hacer—el hijo de Hermes me miró con enojo. La hija de atenea se largo a llorar por la muerte de su amiga. Mire hacia el cielo . Senti el poder sobre nosotros—cierren los ojos, podrían quedar ciegos—ordene. Sentí como un rayo divino descendía hacia el cuerpo de la muchacha pelinegra—ya lo pueden abrir—dije

renacer en un mundo semidivino Where stories live. Discover now