🔸️☀️CAPITULO LXVII☀️🔸️

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Aquello no parecía una casa a la que se acabaran de mudar. Había robots construidos con piezas de lego en las escaleras y dos gatos durmiendo en el sofá de la sala. La mesita de café estaba cubierta de revistas y había un abriguito de niño en el suelo. Toda la casa olía a galletas de chocolate recién hechas. De la cocina llegaba una melodía de jazz que animaba el ambiente. En conjunto, parecía un hogar desordenado y feliz: el lugar donde una familia lleva toda la vida.

Como si fuera mi propia casa caminé hasta los gatos a quienes acaricie en sus bellas cabecitas. No voy a decir que me sentí regañado cuando Zoë me miro a los ojos pero solo apunte al las bellas criaturas. Ella solo nego, resignada. Uno de ellos era blanco puro como la nieve con un pelaje esponjoso y pomposo un persa por su carita mientras que el otro era un gato carey con esas manchas únicas de cada individuo de en su mayoría colores naranjas, muy hermoso; ambos levantaron sus cabezas para mírame. Al momento de hacerlo ambos se levantaron y se bajaron del sillón para darme una reverencia. Les dije a ambos gatos que no hacia falta tales formalidades pero las aceptaba como un regente que de todas forma era respetados por sus leales súbditos. Ambos volvieron a donde estaban para dejarme seguir mimándolos.

-¡Papi!-gritó un niño a unos metros de mi no debía tener mas de seis años, camiseta roja cabello rubio como el del señor Chase pero con ojos verdes y un tanto rasgados por su ascendencia asiática por parte de su madre intentaba tomar las piezas de su cercenado robot de Lego -¡Me está rompiendo los robots!-apunto a su hermano gemelo, el cual estaba vestido igual que el pero con una camiseta azul, quien tenia la pierna de uno de los pequeños robots de lego que poco a poco era aún más descuartizado por las pequeñas manos del infante.

-Bobby-dijo el doctor Chase con voz autoritaria mirando en dirección al pequeño niño que se seguía quejando cada vez que una de las piezas era retirada de su rectangular creación-no rompas los robots de tu hermano-

-¡Yo soy Bobby!-protestó el chico quien se cruzo de brazos mientras su hermano seguía desmantelando el robot para hacer una jirafa.

-Eh... Matthew-se corrigió el doctor con un tono firme-no rompas los robots de tu hermano. Hay mas piezas tiradas por allí, utiliza esas-le apuntó a las escaleras donde piezas grandes de lego estaban esparcido en ellas con formas no muy concretas

-bueno, papi-el niño se fue a buscar con rapidez la piezas antes de que su gemelo le quite más de los juguetes para hacer más jirafas de bloques

El doctor se volvió hacia nosotros ahora que los niños seguían entreteniéndose con sus juguetes.

-Subamos a mi estudio. Por aquí.-el se giro para seguir el camino pero el sonido de cubiertos y platos en la mesa nos llamó la atención. La música se detuvo.

-¡Cariño! La cena ya esta lista. ¿Quién estaba en la entrada?-dijo una mujer, y en la sala apareció la madrastra de Annabeth secándose las manos con un trapo. Era una mujer asiática de ojos verdosos, muy guapa, con reflejos rojizos en el pelo; que llevaba recogido en un moño. Iba vestido con uno de esos para cocinar como las amas de casa de hace años dándole un tono de alguna forma adorable.

-¿No me presentas a tus invitados?-dijo con un poco de sorpresa al ver cinco personas más dentro de la casa. Y en especial niños.

-Ah-dijo el doctor Chase-Ésto es...-Nos miró con aire inexpresivo. No sabía que contestar porque en su estupor no fue capaz de preguntar nuestros nombres por el simple hecho de estar pensando en su hija. .

-¡Frederick!-lo reprendió ella con la mirada-¿No les has preguntado sus nombres?-ella paso su mirada hacia nosotros-Lo lamento niños, le sucede a menudo. Nunca pregunta los nombres. Estuvo como una semana intentando recordar mi nombre cuando nos conocimos-

renacer en un mundo semidivino Where stories live. Discover now