🔸️☀️capítulo XXIV☀️🔸️

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Entramos en la sala

Era un lugar inmenso, una sala con columnas de mármol negro y bronce, el suelo tenía piedras preciosas incrustadas a lo largo y ancho de todo el lugar tenia antorchas de un fuego verdoso como veneno repartidas por el lugar dándole un toque aun más espeluznante como si de la guarida de un villano se tratase

Mi mirada se pozo en el trono echo completamente de huesos humanos: algunos tenían cascos griegos, otros romanos, y muchos tipos de guerreros de diferentes épocas y nacionalidades; el cual, estaba ocupado por un hombre. Hades. A su lado un bello trono hecho de madera, repleto de flores tan brillantes y únicas como la anterior que desentonaba con el ambiente per dándole un toque único a la lúgubre pero preciosa sala

El Dios de los muertos media mínimamente tres metros, era un hombre pálido, en su cabeza había una cabellera algo larga y sedosa de un color negro con terminaciones blanquecinas en donde reposaba una corona de huesos que en vez de estar apoyada en ella parecía salir del mismo cráneo del Dios

De el emanaba un aura obscura que enfriaba la sala, a sus pies se podía ver pequeñas cantidades de escarcha ante suspiro demostrando que tan fría podía llegar a ser. Si uno exhalaba podía ver su aliento condensarse como loa primeros días de invierno

Su mirada se dirigía exclusivamente hacia el hijo de Poseidón. Por segundos lo vi mirarme pero menos enojado. Me estremeció la negrura de su ojos aunque nada de su enojo era dirigido a mi

-Eres valiente para venir aquí, hijo de Poseidón-hablo con seriedad volviendo su mirada a Percy-Después de lo que me has hecho, muy valiente, a decir verdad. O puede que seas sólo muy insensato-se cuestiono por las acciones del hijo de su hermano

Percy dio un paso antes de decir:

-Señor y tío, vengo a haceros dos peticiones-expreso con decisión en su palabras aunque se esté muriendo por dentro

El tío Hades levantó una ceja. Cuando se inclinó hacia delante, en los pliegues de su túnica aparecieron rostros de almas provenientes de los Campos de Castigo. La parte de mi mente afectada por el TDAH se preguntaba qué cosas tan malas podría haber echo una persona para llegar a ser la ropa de Hades, que atrocidades cometieron

-¿Sólo dos peticiones?-preguntó Hades con ironia-Niño arrogante. Como si no te hubieras llevado ya suficiente. Habla, entonces. Me divierte no matarte aún-expreso mientras se acomodaba en su trono de puro hueso negro

Annabeth se aclaró la garganta. Percy hablo

-Señor Hades-dijo el pelinegro-Verá, señor, no puede haber una guerra entre los Dioses. Sería...malo-

-Muy malo-añadió Grover

-Devuélvame el rayo maestro de Zeus-dijo-Por favor, señor. Déjeme llevarlo al Olimpo-pidió

Los ojos de Hades adquirieron un brillo peligroso.

-¿Osas venirme con esas pretensiones, después de lo que has hecho?-Percy nos miró confuso. Tuve que disimular

-Esto... tío-dijo-No para de decir «después de lo que has hecho» . ¿Qué he hecho exactamente?-

El salón del trono se sacudió con un temblor tan fuerte que probablemente lo notaron en Los Ángeles. Cayeron escombros del techo de la caverna. Las puertas se abrieron de golpe en todos los muros, y los guerreros esqueléticos entraron, docenas de ellos, de todas las épocas y naciones de la civilización occidental. Formaron en el perímetro de la sala, bloqueando las salidas.

-¿Crees que quiero la guerra, Diosecillo?-espetó Hades

-usted es el Señor de los Muertos-dijo con cautela-Una guerra expandiría en gran medida Su reino, ¿no?-

renacer en un mundo semidivino Where stories live. Discover now