Capítulo 3.

912 73 73
                                    

Martes 8 de septiembre de 2020

Cuando bajé a desayunar, encontré allí a mi padre justo a mi madrastra y Aidan. Fruncí el ceño, casi parecían esas familias felices de los comerciales. Solté un suspiro y me acerqué a papá para dejarle un beso en su mejilla.

—Buenos días —dije, tomando asiento.

—Princesa, ¿qué tal el primer día en la universidad? —preguntó mi padre.

—Fantástico —respondí llevándome una fresa a mi boca.

El día de ayer había sido ni tan bueno, ni tan malo. Bueno, en realidad, nunca tenía días buenos. Solo días que acababan cada segundo con mi estabilidad emocional.

—Aidan me dijo que no dejaste que te enseñara la universidad y que fue Darren quien lo hizo. —Ag, lo detestaba—. Aún él no me genera confianza, por eso prefiero que estés con tu hermano, él cuidará de ti.

Asentí solamente, no me gustaba pelear ni gritarle a papá.

—Yo sé cuidarme perfectamente, papá, no necesito de Aidan para estar a salvo —añadí bebiendo el café sin azúcar que me había preparado Alice.

—Alannah, nosotras como mujeres necesitamos que un hombre nos proteja y cuide. —Esther Moore abrió su boca solo para decir sandeces.

Quise volver a mi cama y estar acurrada allí, mi día estaba empezando realmente mal. ¿Era acaso el karma por no haber ido en Leandro?

—Pues no formo parte de ese grupo de mujeres, Esther —contesté gélida. Detestaba que siempre se metiera en las situaciones que solo comprometía a mi padre y sus hijos, ella ya era parte de nuestra familia, sin embargo, siempre se tomaba la libertad de actuar como nuestra madre.

Mi madrastra me sonrió torcidamente, fingiendo que entendía mis palabras. Una llamada entrante en el celular de mi padre rompió la tensión en el ambiente, él comenzó a parlotear que ya estaba saliendo y dejando un beso en la sien de Aidan y mía, se fue junto con su esposa.

—Eres una boca suelta —reproché a mi hermano quien no dejaba de ver su teléfono.

—Tenía que decirle a mi padre, yo tampoco confío en Darren.

—Ah, qué bien, yo también tengo que decirle sobre tu adicción hacia las bebidas alcohólicas —solté más enojada.

—Alannah, ni se te ocurra.

Me eché a reír burlonamente.

—Claro que se me va a ocurrir, porque yo también puedo perjudicarte como tú lo haces conmigo.

—Alannah, son cosas diferentes, yo solo busco protegerte.

—¿Sabes qué, Aidan? Pudiste protegerme desde pequeña, ahora yo ya no te necesito, no te entrometas en mi vida, por favor.

El rencor que tenía desde que Leandro me cambió por él, renació en cada una de mis venas. Por ello, me paré de ahí y subí hacia mi dormitorio, antes de siquiera decir algo de lo cual luego me arrepentiría. Soltando el aire que no sabía que estaba conteniendo, salí de casa, Lea y Luciano me esperaban afuera y yo no demoré en entrar a su auto. Los hermanos Garson se encontraban riendo y al verme dejaron de hacerlo. Me sorprendió no ver a Leandro allí, pero dejé de pensar en eso, no quería que se adueñara de mis pensamientos una vez más.

—¿Por qué tantas risas? Espero no se estén burlando de cómo voy vestida —hablé con burla.

—Cómo se te ocurre, Alannah, si siempre te ves hermosa. —Lea me respondió y le regalé mi hermosa sonrisa y le tiré un beso volado—. Lo que pasa es que Luciano dice que encontró a Leandro durmiendo en el jardín de al lado.

Dime que me AmasМесто, где живут истории. Откройте их для себя