Capítulo 21.

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Sábado 31 de octubre de 2020

—¿Estás segura que nos vemos bien con estos disfraces? —pregunté girando mi cuerpo hacia Lea.

Esto era patético.

Muy patético.

Mi mejor amiga sonrió y asintió. Me miré nuevamente al espejo. Bueno, era pasable, más o menos, digamos que no me veía tan mal. Sin embargo, no veía la hora de que alguien se burlara de nuestros disfraces.

¿Por qué? Respuesta fácil.

Lea tenía un disfraz de perro, sí, había decidido ser una perrita, una "perrita sexy" lo llamó, ¿y yo?, yo iba vestida de una gata, para ser exactos de Angela, del juego "Talking Angela", según Lea iba a rendir honor a Yuki, mi nueva mascota.

—¡Claro que sí, tonta! Somos una perrita y una gatita muy sexys. A Leandro se le van a caer las babas cuando te vea —respondió.

Me había dicho, también, que había dejado en el dormitorio de Leandro el disfraz de Tom. Sí, esto se estaba saliendo de sus manos, solo había aceptado ponerme ese disfraz, porque Lea era mi mejor amiga y me gustaba ver su felicidad cuando era complacida.

—Bueno, ojalá y no seamos el hazme reír del cumpleaños —dije, echándome un poco de perfume que había traído de casa.

Los golpes en la puerta interrumpieron a Lea cuando iba a responderme.

—¡Lea, no pienso ponerme ese horroroso disfraz! —gritó Leandro del otro lado.

Aguanté reírme a carcajadas. En mi mente ya me estaba imaginando a Leandro con la cara espantada mirando lo que había sobre su cama. Lea puso un gesto de indignación y humillación.

—¡Es hermoso, Leandro! ¡Póntelo! ¡Habíamos quedado en eso! —respondió Lea.

—Sí, pero creí que ibas a darme un disfraz más decente, no este. No pienso disfrazarme como un gato.

—¡Pero si a ti te gustan los animales! Alannah, hazle entrar razón.

Me acerqué hacia la puerta y me apoyé sobre ella.

—¡Leandro, ponte lo que desees, no hay necesidad de compartir disfraz! —dije.

Lea abrió la boca mucho más humillada y me dio una mala mirada. Sus ojos verdes acecharon los míos.

—Alannah, te voy...

—¡Gracias, amore!

—¡Qué amore, ni qué ocho cuartos! —gritó Lea—. Pero, Alannah.

—¡¿Qué?! —hablé, aguantando las ganas de reírme con ganas.

—Tenían que ser pareja goals.

—Goals es lo que te voy a dar si no te apuras en maquillarte, no quiero llegar tarde al cumpleaños de Theo.

—Ag, aguafiestas. —Me sacó la lengua—. Lo dejaré pasar solo esta vez.

Me senté, mientras veía mis redes sociales y esperaba que Lea estuviera lista. Cuando al fin terminó, salimos de su dormitorio rumbo a la sala de la casa de los Garson. Allí se encontraba Leandro, sentado en uno de los sofás con un conejo en sus brazos. ¡¿Un conejo?! Sí, un conejo.

Él sintió nuestros pasos y alzó su rostro para poder vernos. Sus ojos miraron a su hermana y luego se pusieron sobre mí. Leandro estuvo mirándome más tiempo de lo debido, entonces, supe que no me veía tan mal. Una mirada era suficiente para saber lo hermosa que me encontraba.

Él también estaba tan hermoso. Llevaba puesto una camisa gris, sus típicos pantalones negros y una casaca negra de cuero. Me lamí los labios, mientras me dedicaba a detallar cada parte de Leandro.

Dime que me AmasWhere stories live. Discover now