Capítulo 16.

612 43 49
                                    

Miércoles 23 de septiembre de 2020

Era miércoles. Los días habían pasado volando. Leandro y yo habíamos tenido menos tiempo para vernos. Mi madrastra paraba todas las tardes en casa y no podía salir de ella sin antes avisarle a papá con quién me iba, así que solo iba a casa de los Garson, pero tenía tanta tarea que no había tiempo para ver al chico que me movía el suelo.

Ni siquiera por la noche había podido verlo, estaba tan agotada de hacer tareas y Leandro igual. Nos habíamos besado un par de veces, cuando le decía a Lea que iba al baño, pero en realidad me escabullía en el cuarto de Leandro, él se sorprendía al verme, lo encontraba metido en sus libros, escribiendo, hablando consigo mismo, nos besábamos un par de minutos o tal vez me quedaba más tiempo, que cuando demoraba y Lea me preguntaba el porqué, solo le decía que me entraron las ganas de defecar.

Por otro lado, Darren se había distanciado de mí, el día lunes en el momento del receso me había dado la excusa de que tenía mucha tarea y estaría en la biblioteca, el día martes quise invitarlo a mi casa, pero solo me dijo que tenía que acompañar a su madre a hacer algunas compras, no le creí, él no disfrutaba pasar al lado de ella. No quise sentirme afligida, sin embargo, lo hice, a mi corazón le dolió saber que otra persona de mi vida se volvía a ir.

Ahora estaba frente al espejo, tratando de hacer un maquillaje sencillo que combinara con mi vestido verde militar. Papá había organizado una cena, vendrían los abuelos y la familia Garson. No había dicho el porqué de la reunión. Era mi día sin tareas y habría preferido mil veces ver a Leandro por la noche y besarlo y tocarlo, igual lo haría, pero no podría besarlo ni tocarlo.

La puerta de mi habitación se abrió, dejando ver a una hermosa Lea enfundada en un vestido celeste claro, di gracias al cielo que viniera por mi rescate.

—Hazme un maldito maquillaje, ahora —dije.

Ella se soltó a reír y caminó hasta mi lugar.

—Se te nota los ánimos de bajar y presentarte en la cena —respondió con burla.

Mis ojos la miraron con sarcasmo. Ella tomó una brocha y me pidió que cerrara los ojos para que pintara mis párpados.

—¿Has venido sola o con toda tu familia? —pregunté.

—Con toda. Los trillizos y mis padres. Por cierto, tu padre me dijo que te apurara, dice que tus abuelos no demorarán mucho en venir, ¿tienes idea alguna del porqué hizo esta reunión? Es que no quiero sonar maleducada, pero había quedado en hablar con Ulysses por videollamada.

Ella tampoco lo había visto durante una semana. Solté un suspiro.

—No lo sé. Solo espero que no nos salga con ninguna tontería —dije.

—¿Cómo qué?

—Como que quiera tener un hijo con Esther o que compró otra casa innecesaria solo para darle el lujo a su pareja, o que... no sé.

—Bueno, no lo creo, Alannah, aunque no niegues que la idea de tener un hermanito pequeño se te hace maravillosa.

Lea tenía razón, tener un hermano pequeño siempre había sido mi ilusión.

—Sí, pero no con ella, tal vez, con otra mujer —expliqué, encogiéndome de hombros—. Da igual, papá ya tiene su edad y pensarán que es el abuelo del niño.

Lea se echó a reír.

—Ya, pero recuerda que Esther apenas ha cumplido los treinta y cinco años, y aún puede tener hijos, ¿te imaginas que salga un varoncito? Sería hermoso, tu papá es muy guapo, y pues tengo que aceptar que tu madrastra también.

Dime que me AmasWhere stories live. Discover now