12. ➖ El regreso a casa ➖

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Adrien

Comentarios. Comentarios. Comentarios.
Críticas. Criticas. Criticas.

Toda clase de odio hacia mí. Ya sea por mi cuerpo o por mi postura en Inglaterra. Literalmente era el que hablar en las redes sociales. ¿quieres criticar a alguien? Critiquemos a Adrien. ¿por qué? Porque últimamente parece una albóndiga con corona.

Si, así me imagino a las personas que me repiten una y otra vez mi subida de peso. Mi inseguridad constante acerca de lo deforme que estoy, me hace plasmar esos comentarios una y otra vez.

Me miro en el espejo esperando a que por arte de magia funcione lo de no cenar y comer poco en mis tiempos de comida, esperando a que esta grasa baje y pueda volver a ser yo mismo. Pero lo único que me ha estado provocando es que coma y coma sin parar mientras lloro desesperadamente al no ver resultados en esta semana.

La ropa holgada era mi solución.

Adrien, la discográfica quiere hablar contigo.— la mayoría de veces lo hacen con Gloria y ella me da la información a mí. Pero ahora ella me esta pasando su teléfono.

Me senté en el sofá.

—Diga.— respondí

Adrien, nosotros te hemos tenido paciencia durante estos últimos meses, te hemos apoyado con las decisiones que tomaste estos últimos días por tu propia cuenta, y jamás hemos manchado tu imagen en ninguna ocasión, la mantenemos impecable todo el tiempo.—

—¿Cuál es el punto?

—Estamos viendo tus redes sociales, estás manchando tu imagen tú solo. Te mandaremos un entrenador cuando estés en Los Ángeles, tienes que bajar de peso en dos meses, él te entrará en detalle. Por ahora, deja de comer tus dulcecitos.—

Colgué la llamada dejando su teléfono al lado. Me recosté en el sofá agotado mientras estiraba un poco mi pelo hacia atrás tratando de pensar y en sacar los comentarios de mi cabeza.

Adrien...— me dijo Gloria a mi lado.

¿Por qué no me dijeron la verdad? ¿Por qué no me dijeron que estaba gordo y feo?— me levanté con dirección a mi habitación.

Tal vez lloré mientras Gloria y Eira trataban de hablarme detrás de la puerta.
Tal vez grité y tiré algunas cosas mientras escuchaba a Frederick empujar la puerta.
Tal vez me vi una, dos o más de diez veces en el espejo con miedo a quitarme la playera.
Tal vez rechacé todas esas llamadas de mi padre y Clara.
Y tal vez ignoré a todo el mundo durante tres días.

*.。☆。★ *・ 
 * ☆ 。・゚*.。
* ★ ゚・。 * 。
 * ゚☆ 。

El mensaje de Harald había hecho que me levantase y me cambiase enseguida. Mañana por la noche me iría a Los Ángeles y no podía marcharme sin antes despedirme de Harald. Así que me quedaría en el palacio, y al siguiente día madrugaría para dirigirme al aeropuerto.

Una camisa holgada y grande para cubrir mi peso. Unos vaqueros negros y unos zapatos deportivos fueron suficientes para sentirme cómodo, no me sentía atractivo, pero no quería ponerme otra cosa, de todas formas, mi peso no iba a desaparecer.

Lo que sé ahora, es que Harald no sabe absolutamente nada sobre mi nueva inseguridad, nadie le dijo, y supongo que no ha visto las redes sociales, o al menos no cree que esos comentarios me estén afectando, porque hace tiempo que no lo hacían, y menos cuando era relacionado con mi cuerpo. Si él lo supiera, sus llamadas hubieran sido constantes y preocupadas. Además, el heredero de Inglaterra tiene cosas mucho más importantes que mis tontas inseguridades nacidas desde hace unos días.

Los dos Príncipes. [part 2]Where stories live. Discover now