Capítulo 7

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—¿Entonces? —preguntó Teresa sentándose a mi lado.

Ambos habíamos llegado temprano y estabamos en una banca cercana a la universidad.

—¿Entonces qué? —cuestione al ver que no añadía nada más.

—¿Cómo te va dándole clases privadas a Jaz y recibiendo clases de ella? —indagó y giro su cuerpo en mi dirección observándome con mucha atención.

—¿No podías siquiera saludarme primero? —inquirí mirándola mal y revoleé mis ojos. Ella llevaba anteojos y yo llevaba lentes de conctato, otra vez.

—Cuéntame, muero de curiosidad —pidió Teresa y puso sus manos en mis hombros—. Necesito la información.

Simplemente reí y le di unas palmaditas en su cabeza. Mi amiga quito sus manos de mis hombros y se acomodó en una silla sin quitarme los ojos de encima.

—Solo estudiamos juntos —aclaré lentamente—. ¿Qué esperabas?

—Sinceramente esperaba que Jazmín te empezará a agradar —confesó Teresa.

—Pues no me agrada, ni me agradará si no me devuelve mi espejuelos.

—Préstame tu teléfono —pidió ella.

La miré con duda y le di el objeto pedido. Mi amiga sonrío, haciendo sabe dios qué en mi teléfono, y me enseño mi facebook con el perfil de Jazmín buscado. Incluso le había tocado seguir. Instintivamente le quite mi teléfono de las manos con los ojos abiertos como platos.

—¿Qué crees que haces? —cuestioné molesto.

—Te ayudo a establecer conexión con la chica que la vida te ha presentado —explicó con total calma, como si lo que acababa de hacer fuera normal.

—¿Serás...? —Comencé a hablar tratando de no sonar muy enojado y calle la barbaridad que le iba a decir cuando oí mi teléfono sonar.

Era una notificación de que Jazmín me acaba de empezar a seguir en facebook. No sabría explicar que sentía en ese momento, pero lo que más predominaba era la confusión y la sensación de que tendría problemas.

—¡Mira lo que paso por tú culpa! —grité exasperado.

Teresa me observó con algo de miedo y luego a mi teléfono, terminando por sonreír de oreja a oreja.

—Ella te empezo a seguir.

—Lo hizo por educación o para ostigarme, eso es seguro —declaré convencido.

—No te diré nada porque te enojarás —expresó Teresa y se levanto de la banca—. Voy dentro.

Mi supuesta mejor amiga entro a la universidad y yo me quedé pensando que hacer. Resople y simplemente cerré las aplicaciones abiertas para fingir que no había pasado nada. Ni siquiera toque dejar de seguir.

¡Devuélvelo!Where stories live. Discover now