Capítulo 13 (II)

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Seguí a Jazmín en silencio observando con curiosidad los alrededores. El lugar donde estabamos no me sonaba de nada y se veía abandonado. Honestamente empezaba a tener miedo de que mi guía fuera una asesina en serie y yo su próxima víctima.

—¿Falta mucho? —cuestione mirando a la derecha.

Sin querer choque con Jazmín y al girar mi cabeza en su dirección la vi parada frente a mí con expresión neutra. Me quede observándola varios segundos hasta que reaccione y di un paso atrás para poner distancia.

—¿Qué tan importantes son para ti esos espejuelos? —indagó Jazmín con un tono suave y calmado.

—Muy importantes. Es el último regalo que me dio mi abuelo antes de fallecer. Incluso le cambio los cristales cuando necesito otra medida por mi visión, pero lo hacen rápido, jamás había dejado tanto tiempo mis anteojos.

—¿Qué serías capaz de dar a cambio de ellos?

—¿Qué quieres exactamente? —pregunte como respuesta—. Yo no tengo mucho.

—Yo no quiero tanto —aseguró Jazmín negando con una mano—. Mira delante, ya llegamos.

Ella corrió y paro frente a una pequeña casa de bloques que tenía un estilo victoriano. Yo solo camine a paso rápido deteniendome a su derecha.

—Te diré algo —indicó Jazmín y se abrazo a si misma sonriendo con nostalgia al ver aquella casa—. Aquí  solía vivir con mis abuelos porque mis padres nunca se hicieron responsables de mí. Cuando ellos enfermaron me dejaron a cargo de la mujer a la que hoy llamo madre. En resumen, soy adoptada al igual que todas mis hermanas.

—Yo... ¿Por qué me cuentas esto?

—Para que veas que tengo sentimientos y que entiendo que un simple objeto valga mucho para ti. Sinceramente no soy muy buena relacionandome con los chicos y me gusta mostrar un aura de chica mala. No pienses mal de mí, no soy una Clavel ni una Margarita. Soy  Jazmín, la pureza, la sencillez, la modestia y la fuerza.

No entendía mucho de lo último que había dicho, pero si había comprendido perfectamente lo demás. Ella era buena persona. Vi a Jazmín entrar en la casa y salir con mis espejuelos en manos, entonces extendio su mano derecha con el objeto aguantado.

—¿Ahora somos conocidos? —cuestionó ella.

Yo asentí y tras quitarme mis espejuelos de repuesto tome los espejuelos que ella me había quitado para ponermelos.

—Supongo que podemos intentar llevarnos bien. ¿Me puedes mostrar el camino devuelta? No tengo idea de donde estamos.

Jazmín asintio. Yo le sonreí con sinceridad y ella me devolvio la sonrisa. ¿Ahora sería mi amiga?

N/a
Aclaración: Cuando Jazmín dice que no es una Clavel ni una Margarita se refiere a que no es como sus hermanas que se llaman así. Y sí, todas son adoptadas, por eso no se parecen en el físico.

¡Devuélvelo!Where stories live. Discover now