Capítulo 26

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—Mi madre se fue a hacer las compras —informe caminando al sofá llevando en una mano un pomo de nutella y dos cubiertos en la otra—. Seguramente pronto vuelva a irse de casa por meses dejándome solo hasta quien sabe cuando.

Me deje caer en el sofá y negue con la cabeza en señal de desaprobación. Jazmín que estaba sentada a mi lado giro su cuerpo en mi dirección, cogio una de las cucharas y señalandome con ella pregunto:

—¿Eso significa que estamos solos?

—Sí —afirme lleno de obviedad. Cogí una gran cucharada de nutella y solo en ese momento me di cuenta de algo—. ¿No estarás mal pensando la situación?

—Claro que no —aseguro Jazmín—. Además, seguro vuelve pronto.

—Yo jamás planee esto, que conste —dije muy serio y comí la cucharada de nutella que había cogido.

—Relájate, no te haré nada —dijo ella y se acerco a mí—. Excepto quizás darte un beso.

La mire mal y con una mano le hice un gesto de que se alejará; Jazmín obedecio y se puso cómoda.

—¿Qué película quieres ver? —pregunte encendiendo el televisor.

—Una de aventura —respondió y cogio una cucharada de nutella para comérsela.

Asentí y puse una película. Coloque el pomo de nutella en el medio y comí otra cucharada. Había quedado en que comería una Jazmín y una yo para estar parejos, así que no hubo discusión.

...

(Tras dos pomos de nutella comidos)

Deje de observar la película para coger más nutella y note que otra vez se había quedado vacío el frasco. Seguramente en la noche me dolería la barriga por comer tanto chocolate. Fruncí un poco mi rostro y al alzar la vista note que Jazmín me estaba mirando fijamente.

—¿Tengo la cara sucia? —cuestione y ella nego lentamente—. ¿Por qué me miras tanto?

—Porque eres guapo y me gustas. Simplemente me embobo y me interesa ver como haces cada cosa.

—¿Por qué te gusto? —interrogue entre intrigado y confuso.

—Um... Es personal, pero te lo cuento. Empezo hace un año cuando caminaba por los pasillos de la universidad. Ese día te vi, tenías la cara llena de moretones, pero sonreías observando algo en tu mano, eran tus espejuelos intactos. Según sé un chico de esos que se creen los dueños del mundo te había golpeado porque le dijiste que no molestará Teresa. Fue una suerte que lo expulsarán de lo contrario no sé que hubiera pasado.

—¿Dices que te gusto desde hace un año? —cuestione muy sorprendido.

—Un año y dos meses para ser exacta —dijo mirando arriba y luego me observo a mí con cara de ilusión—. Fue genial el ver tu valentía. No sueles mostrarlo, pero eres increíble.

—Momento. ¿¡Te gusto desde hace un año y recién me lo dices!? Me siento acosado por una pervertida.

—No seas ridículo —pidió Jazmín revoleando sus verdes ojos—. Lo importante es que ahora tú estás cayendo por mí, lentamente.

—¿Yo? —pregunte señalándome y me reí pues sabía que aunque lo negara era cierto; estaba enamorado. Luego detuve mi risa y acerque mi rostro al de ella solo para molestarla—. Sigue esforzandote Jazmín.

Ella simplemente pestañeaba viéndome a esa imprudente distancia y sus ojos bajaron a mi boca. Yo empezaba a ponerme nervioso.

—¡Cariño ya llegue! —gritó mi madre.

Puse distancia inmediatamente y sonreí inocentemente al ver a mi mamá pasar de largo por donde estaba y seguir a la cocina.

—Sigamos viendo la película —sugerí fijando mi vista en la televisión.

Jazmín dio un pequeño asentimiento y paso las manos por su pelo varias veces con expresión pensativa. En esos momentos pagaría por saber que pensaba.

¡Devuélvelo!Where stories live. Discover now