¡Devuélvelo!

Capítulo 14

—Amo la comida de tu madre —aseguró Jazmín pronunciando lentamente cada palabra—. Siento que vuelo al comerla.

—¿No estarás exagerando un poco? —cuestione viéndola raro.

—No lo hago.

—¿Olvidaste que ibas a ayudarme con química? —inquirí observando sus mejillas infladas por la cantidad de galletas que recién introducía en su boca.

Ella comenzo a masticar asintiendo y alzo un dedo, tras bajarlo se rodo a mi lado, acomodó un mechón de su pelo detrás de su oreja y siguio masticando a la par que pasaba las hojas de su libreta. Sonreí aguantando la risa al observarla con las mejillas infladas y negue para tratar de concentrarme en aprender y no en lo graciosa que se veía de esa forma.

—Empecemos por lo fácil —sugirió Jazmín—. ¿En qué crees que se basa la química?

—¿En saber unir elementos químicos? —dije inseguro. Era más pregunta que respuesta.

Ella sonrió e empezó a explicarme varias cosas de forma simple y concisa. Preste atención a cada palabra y anote en mi libreta todo. Honestamente me dejaba impresionado lo buena maestra que era, sobre todo su paciencia.

—Ahora dime, ¿en que se basa la química?

—La química es una ciencia que tiene por finalidad no sólo descubrir, sino también, y sobre todo, crear, ya que es el arte de hacer compleja la materia —conteste seguro.

Jazmín me aplaudio y yo sonreí con satisfacción y orgullo. Se sentía bonito el que me aplaudiera por responder algo sencillo que ella misma me había enseñado. Cuando dejo de aplaudir se quedo mirándome en silencio varios segundos, y el que hiciera eso me ponía nervioso.

—Nada mal —expresó ella—. ¿Cómo se clasifica la química?

—¿Qué? —pregunte confuso e empece a divagar en mis pensamientos tratando de hayar respuesta—. Pues... Esto... Se basa claramente en lo que se basa... Digo... Nosotros lo sabemos no hace falta repetirlo.

—Luck —Me llamo.

Inmediatamente la mire. Era la primera que la oía decir mi nombre.

—¿Si? —cuestione avergonzado.

—Para algo estoy dándote clases y es para que aprendas lo que no sabes. Deja la pena —mencionó Jazmín con tono comprensivo.

Medio que le sonreí y aparte la vista a mi libreta. Me preguntaba cómo ella podía ponerme tan nervioso, quizás fuera su belleza o su cercanía. No lo sabía y lo tome como una tontería.