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- Les propongo que escriban un cuento, uno breve. No voy a ponerles una cantidad de hojas. Es solo para conocer como escribe cada uno - Mr. Thompson era una persona un tanto especial y no precisamenteen el buen sentido. Más de la mitad de la clase se la pasó hablando por hablar. Por más que lo disfrazara con palabras rimbombantes, en el fondo no decía nada. Temí que sus calificaciones y correcciones fueran iguales a sus razonamientos, vacíos y simplones. A pesar de su mediocre clase, la mayoría de mis compañeros estaban más que encantados. Escuché a un grupo decir que era la mejor clase que habían tenido. ¿Qué clase de criterios debes utilizar para preferir esto a una clase con verdadero aprendizaje? Decidí no quejarme, no replicar e intentar pasar estos cuatro meses que faltan con una hermosa sonrisa falsa y complaciente. Era la mejor estrategia. Ese hombre no era capaz de enseñarme nada que no supiera ya así que no importaba si prestaba o no atención.

El timbre sonó. Después de una eterna y agónica hora por fin había terminado.

Una vez afuera del aula (Por supuesto no me despedí) noté la escuela anormalmente silenciosa. Supuse que la mayoría estaría preparándose para ver o jugar el partido. No pude evitar traer a mi mente a Lucas. Los jugadores en general me parecían unos imbéciles, pero él era un buen chico. Me pareció sensato y amable, no lo veía dentro de ese grupo. Pero para ser honestos, yo ni siquiera me veía a mi misma con los chicos. Creo que lo más importante es sentirse bien con las personas con las que estámos. Si Lucas se sentía bien con los jugadores, entonces no podemos hacer o decir nada. Es su decisión después de todo.

Estaba caminando por los pasillos, buscando un lugar donde sentarme a disfrutar de una buena dosis de lectura. Después de esa clase horrible definitivamente me la merecía. Se me ocurrió salir afuera, es aire fresco de verano es bueno para generar un ambiente tranquilo.
Estaba tal y como lo predije. Se sentía una brisa cálida sin ser sofocante, los árboles del bosque que dejaban ver entre sus hojas la debilitada luz del sol y el precioso atardecer que dejaba las nubes rosadas. Toda la escena era bella. El silencio era la mejor parte sin dudas. Me senté en el piso apoyando la espalda en la pared de ladrillos y saque mi novela favorita para empezar a leer.

Las conocidas páginas de "La maldición de Hill House" se deslizaban por mis dedos como siempre. La misma sensación de placer y estabilidad que siempre buscaba me hicieron sonreír. En teoría sé que el cambio es bueno a veces pero me cuesta pasarlo a la práctica. El placer de lo cotidiano es un imán fuerte. Este pueblo había puesto de cabeza toda mi vida, para bien por supuesto. Pero no puedo evitar añorar esa tranquilidad que proporciona saber lo que pasará al final, estar preparado.

Todavía no terminaba el primer capítulo cuando pude ver por el rabillo del ojo que alguien se acercaba desde el bosque. Eddie se aproximaba mientras se sacaba una hoja del cabello.

– ¿Que estás leyendo? – preguntó el mayor una vez estuvo a mi lado.

- Es una novela de mi escritora favorita, Shirley Jackson. La maldición de Hill House

Eddie se sentó a mi lado apoyando la espalda contra la pared de ladrillos, justo como yo me encontraba.

- ¿Y de que se trata?

Esa pregunta podría tomarme demasiado tiempo de explicación, así que decidí por el bien de ambos acotarla lo más posible.

- Es sobre una casa embrujada... ¿no te pareció evidente con el título?

- Espera ¿No es el libro de la película The Haunting?

- Querrás decir la película del libro - le corregí

𝕁𝕦𝕤𝕥 𝕝𝕚𝕜𝕖 𝕄𝕦𝕤𝕚𝕔 | 𝙴𝚍𝚍𝚒𝚎 𝙼𝚞𝚗𝚜𝚘𝚗Where stories live. Discover now