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— ¡Pim, pam, pum! Ahí está, Henderson — pudimos escuchar la voz de Steve de entre los matorrales. Solo en ese momento pude soltar el nudo que se había formado en mi estomago — ¡La Roca Calavera! En tu cara. En tu estúpida y arrogante cara

— No puede ser — habló Dustin.

— Ni aunque la tengas adelante lo admites. No puedes admitir que te equivocaste, tonto — dijo Steve colocando sus brazos sobre su cintura, como si fueran las asas de una cacerola.

Eddie salio del escondite y avanzó hasta donde los chicos estaban. Lo seguí un poco más de atrás.

— Estoy de acuerdo. Tú, Dustin Henderson, eres un tonto de primera — Eddie y Dustin se miraron con una sonrisa. La relación entre estos dos siempre me había parecido extraña. Pero extrañamente bonita.

— Cielos, pensamos que estaban muertos — El de gorra, para mi sorpresa, nos abrazó a ambos al mismo tiempo. Nunca me hubiera imaginado ese tipo de reacción, pero no podía negar que se sentía bien y un poco lo necesitaba.

Si hay algo que caracteriza a Dustin es su capacidad de hacerte sentir bienvenido. Con él nunca me sentí fuera de lugar, una tarea especialmente difícil teniendo en cuenta mi tendencia natural a ver lo peor de todas las situaciones en las que me encuentro. Pero, incluso siendo con quien menos compartí dentro del grupo, él siempre me hacía parte aunque sea un poco. Recordé la campaña que jugamos en la escuela y lo mucho que el de gorra me incluyó, incluso cuando yo no creía pertenecer.
Muy probablemente sea mi pesimismo hablando, pero no puedo evitar pensar que su actitud tenía un trasfondo triste. Las personas de ese estilo; las que intentan integrar a todos, son de las que han sufrido la exclusión en carne propia.

— Yo también — dije. Hubiera sido una mentira negar el hecho de que ese pensamiento se había cruzado más de una vez por mi cabeza. Lentamente el abrazo se fue disolviendo y los demás llegaron atrás.

Peter apenas me vio se abalanzó a mis brazos, como si no fuera consciente de su tamaño. Justo como un niño pequeño.

— Vas a matarme un día de estos — le dije al mismo tiempo que trataba de estabilizarme. No tardé mucho en devolverle el abrazo mientras sonreía.

— Si no te mueres antes… — dijo casi susurrando, como si no quisiera que lo escuchara. Quizás tenía miedo de echar más leña al fuego.

Todavía me sorprende haber podido construir una relación tan cercana con Peter en tan poco tiempo. Apenas sabíamos cosas el uno del otro; los dos tenemos esta estúpida manía de mantener distancia emocional, incluso si de tus mejores amigos se trata. Quizás sea pura paranoia o un triste instinto de supervivencia adquirido con los años. Incluso así, Peter y yo habíamos formado un vínculo, inusual, pero un vínculo al fin.

— Yo también te extrañe, idiota — el de lentes asintió con la cabeza y se alejó lentamente.

— ¿No hay abrazo para tu mejor amigo en el mundo? — Le preguntó Eddie, aunque más bien sonó como un reclamo.

— ¿Quién te dijo que eras mi mejor amigo? Te mintieron en la cara — le respondió con una pequeña sonrisa.

Sin esperas más tiempo, los dos se abrazaron como si no se hubieran visto en años. Se quedaron en la posición por un largo rato en un total silencio. Se hacian falta, aunque jamás lo admitirían. 

Cuando me giré vi a Robin, que me estaba mirando, hacer un ansioso gesto con la cabeza a modo de saludo, quizás le daría vergüenza, la entiendo perfectamente. La chica que estaba a su lado, en cambio, se me acercó mientras acomodaba las bolsas que cargaba.

𝕁𝕦𝕤𝕥 𝕝𝕚𝕜𝕖 𝕄𝕦𝕤𝕚𝕔 | 𝙴𝚍𝚍𝚒𝚎 𝙼𝚞𝚗𝚜𝚘𝚗حيث تعيش القصص. اكتشف الآن