𝐈𝐑𝐈𝐒 es una chica que junto a sus amigos tendrán que enfrentarse al imperio Zorn que está conquistando el multiverso para derrotarlos tendrán que ganar el gran torneo de Sendokai. La muchacha no permitiría que esos alíenigenas invadan la Tierra...
EL MULTIVERSO una suma de infinitas dimensiones, realidades paralelas que coexisten sin tocarse en perfecta harmonía, o casi. Desde hace millones de años, el imperio de los Zorn ha conquistado cuántas de las dimensiones ha tenido a su alcance, esclavizando a sus habitantes y robándoles su bien más preciado, la energía de la vida: el sen.
Tras devastar miles de dimensiones, ahora se disponen a invadir otras nuevas, entre ellas: Gia, donde se encuentra la Tierra. Allí, se han enviado cinco brazaletes para encontrar a los más preparados y convertirlos en guerreros. Pero para vencer a los Zorn, se necesitará algo que más que unos guerreros, unos auténticos héroes.
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Los cinco amigos se encontraban en la cancha de fútbol de su colegio, esperando para ser seleccionados por Ron y Ruth. Kiet jugaba a videojuegos con su consola, Fenzy tenía los brazos cruzados con una mueca de molestia, Cloe tenía la mirada perdida en algún punto del campo, Zak hacía su típico baile moviendo los brazos de un lado a otro mientras que Iris solo miraba al rubio, negando con la cabeza, sintiendo cierta vergüenza.
—¿Podrías dejar de hacer tu bailecito, Zak?—le susurró en el oído a su mejor amigo—. Te digo yo que al final ni nos cogen.
—Tranquila, Iris—Zak dejó de bailar con una expresión que estaba seguro que los iban a elegir—. No seas tan pesimista, nos eligieran.
Mientras esos dos hablaban, comenzaron a elegir los equipos.
—Elijo a Kim.
—Yo a Chris.
—Yo a Pay.
Ruth miró con una mueca a los cinco restantes mientras que Zak los señalaba, saltando o acercándose a ellos para que se diera cuenta.
—¡Ja! Acéptalo, vas a tener que elegir a uno de los cinco paquetes—se burló su amigo.
—Elijo a...—se dio media vuelta y señaló a un muchacho—. ¡Ese que pasa por ahí!
—¿Eh? Pero si soy del equipo de basket.
—¡Como nos quedemos sin jugar otra vez, os aseguro que me cargo el banquillo!—gruñó Fenzy, enfadada, dando pisotones.
—Pues a mi me gusta—comentó Kiet, enganchado con la consola. La rosada lo miró mal—. El banquillo es lo más parecido a un sofá que hay por aquí.
—Eh, chicos—Zak llamó la atención de todos—. Los cinco podemos hacer un equipo y jugar contra vosotros.
—Eso es una pésima idea—murmuró Iris, aterrada por lo que podría pasar. Cloe estaba igual que ella.
Ruth le murmuró algo en el oído a su amigo haciendo que en su rostro se formará una sonrisa socarrona.
—Está bien—dio un paso hacia delante, decidido para enfrentarse a ellos.
