𝐈𝐑𝐈𝐒 es una chica que junto a sus amigos tendrán que enfrentarse al imperio Zorn que está conquistando el multiverso para derrotarlos tendrán que ganar el gran torneo de Sendokai. La muchacha no permitiría que esos alíenigenas invadan la Tierra...
"Ayer la obra de teatro: Dragón Dorado, se estrenó. Los que hayan podido leer su letrero alaban su labor histórica"
—¡Iris, estate preparada que salgo dentro de nada!—exclamó Zak, rebotaba en el sofá debido a la ilusión que sentía.
—No he despegado le vista del televisor durante toda la tarde, Zak—rió Iris al otro lado de la línea.
—¡Papá!—gritó el chico, esperando a que viniera su padre—. ¡Ya empieza!
—¡Voy!—se escuchó de fondo, se trataba del padre de Zak—. Oh, que emoción, mi hijo va a salir en la televisión.
—¿Dónde está mamá?—preguntó su hijo, extrañado de que su madre todavía no estuviera con ellos—. Se lo va a perder...¡Iris, Iris! ¡Mira que ya salgo!
Iris pudo ver en su televisor una mujer que ere entrevistada sobre la obra de teatro, detrás de ella. Zak apareció y comenzó hacer facetas tontas y hizo su baile. La chica soltó una carcajada al igual que los dos rubios que se encontraban en la otra línea.
—¡¿Me has visto, Iris?! ¡Era yo!—le decía Zak ilusionado.
—Si te haces famoso recuerda que yo siempre estuve desde el inicio, eh.
De repente, una llamada entrante se hizo presente en el teléfono del padre de Zak.
—Oh, Iris. Te tenemos que colgar, me está llamando mi mujer, cuando terminé te volvemos a llamar.
—Sin problema, usted conteste—dijo Iris, en cuanto lo dijo. El adulto finalizó la llamada.
Luego de varios minutos, tuvo una llamada de nuevo por parte de Zak, inmediatamente contestó, esperando la emocionada voz de su amigo pero fue todo lo contrario—. Iris...
—¿Zak? ¿Qué pasó?—A juzgar por su tono, el chico estaba desanimado. Su madre trabaja de azafata, por lo que siempre estaba ocupada y apenas pasaba tiempo con su hijo.
—Mi madre...que no podía venir por el trabajo—respondió en un suspiro, el cual pudo notar la muchacha desde el otro lado de la línea—. Quería que viniese a verme...
Iris sonrió tontamente, a veces Zak se comportaba como un niño pequeño—. Tu madre hace lo conveniente, Zak, siempre intentará que estés bien sin ningún problema. Y aunque esté ausente, ella te querrá.
—Pero quería que viniera—protestó de todas formas. Iris negó con la cabeza divertida.
—Lo sé, Zak, pero no todos tienen la suerte de tener una madre que esté ahí para ti—dijo la castaña con cierta tristeza. Zak se mantuvo callado, sintiéndose mal por la situación en la que acabaron. Sus brazaletes brillaban, el deber les llamaba—. ¿Nos vemos en la colina?
Él asintió con la cabeza antes de que ella finalizara la llamada.
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