²⁰ enemigo mío

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A FENZY LE ENCANTABA PASAR un tiempo con su madre, desde las constantes discusiones que tenía con ella ya que la rosada se negaba a mudarse al otro lado de la ciudad a pesar de las súplicas de su madre. Ella todavía no aceptaba el tener que mudarse.

Ambas estaban en el jardín que rodeaba su casa, Fenzy observaba a su madre hacer unos cuantos trucos con el balón de fútbol. Ella no pudo evitar que se colará entre sus labios una sonrisa burlona cuando se le fue el balón hacia atrás.

—Bravo, magnífico, buen dominio del balón...—comentaba Fenzy sentada en el césped con las piernas esteridas y los brazos apoyados en el césped.

—Menos cachondeo, jovencita—la reprendió su madre de forma juguetona—. A ver si tú puedes hacer esto.

Lanzó el balón hacia arriba, y echó su propio cuerpo hacia atrás como si fuese un puente, apoyándose gracias a la fuerza de sus manos, cogió el balón entre sus manos y lo volvió a lanzar, y de nuevo se echó hacia atrás sobre su propio cuerpo: quedando tendida en el césped y con el balón en sus manos, y dejando completamente sorprendida a su hija.

—¡Bah! Eso está chupado—la rosada chasqueo la lengua, mirando a su madre con cierta burla. La mujer le devolvió la mirada—. Déjame, que lo intenté.

Se echó el balón hacia atrás para golpearlo, cayó frente a ella y lo volvió a golpear para hacer la pirueta pero la trayectoria del balón acabó golpeándole la cabeza a un policía que patrullera por ahí.

—¡Al suelo!—susurró Fenzy, aterrada por lo que podía pasar.

—¡Salid de ahí, simberguenzas!—gritó el policía, sin saber que detrás de los arbustos donde estaba, se encontraban las causantes de su malhumor. Ambas no pudieron evitar reírse pero tuvieron que taparse la boca con una mano para que no saliera ningún sonido de una risa—. Malditos gamberros.

Al irse el policía, con el balón de fútbol cual ya no era de Fenzy. Ambas se pudieron quitar la mano de la boca, y rieron un poco, sobretodo Fenzy, le gustaba estar así con su madre.

—Creo que esto lo voy a echar de menos—soltó la mujer de cabello rojizo en un suspiro, mirando a su hija con cierta tristeza.

—Claro—Fenzy todavía no aceptaba que se iban a mudar. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido—. Eso lo dices porque no vas a perder a tus amigos.

—Todos hemos perdido mucho, Fenzy—razonó su madre, posando una mano en el hombro de su hija, reconfortandola.

—¡¿Y por eso hace falta mudarse?!—espetó Fenzy. Sus ojos reflejaban la furia que sentía. No quería discutir con su madre pero el tema de la mudanza era muy delicado para ella.

—Sí, Fenzy—respondió su madre, desviando su mirada a su hogar, sintiendo nostalgia—. Esta casa está llena de recuerdos. Ya lo hemos hablado.

—¡No!—gritó Fenzy, molesta—. ¡Lo has hablado solo tú!

La rosada se levantó del césped, alejándose de su madre para que no pudiera notar lo triste que estaba.

—Porque te da igual lo que yo piense—murmuró con un hilo en la voz.

—¡Eso no es verdad!—ahora su madre se estaba empezando a molestar—. ¡Y lo sabes!

𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫𝐡𝐞𝐫𝐨𝐞𝐬 || 𝖣𝖾𝗌𝖺𝖿𝗂𝗈 𝖢𝗁𝖺𝗆𝗉𝗂𝗈𝗇 𝖲𝖾𝗇𝖽𝗈𝗄𝖺𝗂Where stories live. Discover now