𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫𝐡𝐞𝐫𝐨𝐞𝐬 || 𝖣𝖾𝗌𝖺𝖿𝗂𝗈 𝖢𝗁𝖺𝗆𝗉𝗂𝗈𝗇 𝖲𝖾𝗇𝖽𝗈𝗄𝖺𝗂

¹³ una última prueba

—¡Qué bien! Hoy es el último día de entrenamiento—mencionó Cloe, una vez que se reunieron en la colina y el portal estaba abierto.

—¡Genial!—exclamó Iris con una gran sonrisa—. ¿Qué prueba creéis que Tampo ha preparado hoy?

—Ganar a un equipo de monstruos—sugirió la más baja con ilusión. Iris juro ver estrellitas en los ojos de su amiga.

—¡Sí! O mejor, salvar a una tribu extraterrestre—la siguió Zak, contagiándose de la ilusión de la menor.

—¡Mejor aún! Evitar la destrucción de un planeta.

—¡Sí!

Pero todo eso fueron falsas ilusiones, pues al llegar a la dimensión Paan, su maestro tenía otro plan muy diferente al que ellos pensaban.

—'Evitar la destrucción de un planeta'—se burló Zak con mala cara del peliverde, aún sujetando su caña de pescar.

Iris escuchaba a lo lejos a sus amigos, ella realmente disfrutaba pescar era una actividad que le resultaba relajante para disfrutar del aire puro. Hace un par de años solía ir con sus hermanos mayores a las fueras de la ciudad a un lago que conocían que estaba escondido en un bosque. Dejó la caña de pescar en la superficie de la roca y se acercó a ellos, escuchando sus quejas.

—Me aburro—declaró Fenzy, haciendo un mohín.

—Vamos ¡picad, picad!—decía Cloe, intentando concentrarse pero le resultaba imposible.

—No lo estás haciendo bien—le dijo la castaña al rubio, él se giró a verla, extrañado. Ella se arrodilló y se puso detrás del muchacho, su espalda contra su pecho. Posó sus manos encima de las de Zak y las posicionó de una mejor manera, y pocos momentos después Zak notó que había pescado algo. No estaba muy concentrado en la pesca, más bien en la cercanía que tenía con Iris. Estaba muy nervioso—. ¡Oh, no! ¡Zak!

El rubio fue arrastrado por algún pez, y así cayó al estanque. Sus amigos se quedaron procesando lo que acababa de pasar hasta que se rieron a carcajadas. Su cabello dorado estaba mojado y sus prendas estaban empapas; Tampo no pudo evitar reír junto a ellos. Sabían porque se había caído, era obvio, se habría puesto nervioso por su mejor amiga y no se percató que había dado con el pez.

Iris negó con la cabeza, riendo bajo, tapando su risa por su mano. El wadaan mandó a Lula ir a por unas cuantas toallas, e inmediatamente las trajo. La castaña rodeó al rubio con una de las toallas cuando salió del estanque, y se sentaron junto a los demás algo alejados del estanque para que no ocurriese otro accidente.

—Bueno, como sabéis, mañana empieza el Gran Torneo de Sendokai, es hora de demostrar lo que habéis aprendido pero antes debéis superar una última prueba—habló Tampo, cuando le dejaron hablar sus senkuns.

—¿Y qué tenemos que hacer?—quiso saber Zak que a pesar de estar congelándose, seguía siendo el mismo curioso de siempre.

—Tenéis que vencerme a mí—respondió el wadaan, sonriendo con malicia.

—¿Qué? Eso es imposible.

—El duende mágico está de cachondeo—le susurró el rubio en el oído a Iris, riendo.

—Maestro, nosotros nunca le ganaremos.

—Pues tenéis que conseguirlo—declaró él, cruzándose de brazos sobre su cuerpo tan pequeño—. Sino sois capaces de hacerlo, vuestra dimensión estará condenada. Al atardecer nos enfrentaremos, espero que seáis conscientes de la situación.