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Después de casi una hora pudieron llegar a la gasolinera, y justo como el azabache había dicho, había una tienda de conveniencia justo alado.

Ambos se desplomaron en el capot del auto respirando pesadamente intentando recuperar el aliento, empujar el auto no había sido un paseo en el parque, entonces Beomgyu caminó, con sus piernas temblorosas, y entró al asiento del copiloto cerrando la puerta después, soltó un largo suspiro cerrando los ojos.

Se sobresaltó al escuchar golpes en la ventana junto a él, la abrió para dejar al azabache hablar.

—¿Y quién te dio permiso de entrar así como así? —cuestionó. —Baja, hay que comprar comida y así.

—Ya hice mi parte del trato, encárgate tú. —dijo y volvió a cerrar la ventana.

Yeonjun metió la mano para evitar que la cerrara ganándose un pellizco de esta, le dolió mucho, pero no quería hacerlo notar así que sólo se dedicó a llorar internamente. El carmesí volvió a abrir la ventana liberándole el brazo y lo fulminó con la mirada.

—Dame tu número.

—No.

—Beomgyu, vamos a ser compañeros desde ahora, y por eso tenemos que estar comunicados, además; no sé qué debo comprar así que te voy a preguntar mientras esté adentro. —dijo seriamente.

El carmesí no sabía si reírse por lo ridícula que le parecía la escena, o si debía reírse para no llorar. Rodó los ojos, de nuevo, en cualquier momento se quedaría sin ojo por hacer eso.

—¿Tienes suficiente dinero?

—Mi tarjeta, he venido antes, aceptan cualquier tipo de pago. —sonrió confiado.

—Entonces ve, y no me pidas nada más.

Yeonjun chasqueó la lengua, lo aceptó y caminó pesadamente hasta entrar en la tienda, la cual parecía ser mucho más pequeña por fuera, pero por dentro parecía un mundo diferente lleno de alimentos de cualquier tipo, fue como si entrara al Edén o algo parecido, ni siquiera la tienda de conveniencia cerca a su casa se veía así.

A pesar de no tener idea al cien por ciento de si faltaba algo importante en "casa" si sabía lo primero que debía comprar y que era excepcional para cualquier momento en cualquier lugar: Ramen.

Tomó una canasta y se dedicó a explorar el lugar en búsqueda de su tesoro, sin olvidarse claro de lo que tenía que comprar, Beomgyu ya le había mandado una lista por mensaje, y no era precisamente corta.

Pasó el tiempo, y después de una larga fila Yeonjun salió de la tienda con unas cuatro bolsas en ambas manos, además de las llaves del auto y su celular con el mensaje del carmesí aún en la pantalla, apretó el botón que abría el maletero y puso las bolsas ahí dentro, luego cerró este y se dirigió hasta el asiento del piloto, se sentó y cerró la puerta soltando un suspiro.

Se puso el cinturón, y cuando volteó a mirar al chico a su derecha, este yacía dormido con la cabeza apoyada en la ventana, soltó una risa, en voz baja para no despertarlo.

Parecía un ángel, un verdadero ángel caído del cielo, la paz que transmitía su rostro no se podía negar, incluso ya conociendo un poco de su actitud ácida no parecía ser el tipo de persona que se reía del sufrimiento de otros, ni el tipo al que le gustaba molestarlo por cualquier cosa y que él mismo molestaba por diversión.

Notó que no llevaba puesto el cinturón de seguridad, así que se estiró para jalar la hebilla y encajarla donde debía ir.

Pudo entonces ver el rostro de Beomgyu más de cerca: piel perfecta, pestañas largas, su nariz estaba roja por el frío y sus labios eran finos y delgados, de un tono rosa pálido. No estuvo mal decirle "muñequita" por que de verdad parecía una.

Se alejó con suavidad para no despertarlo y se asustó un poco al verlo removerse en el asiento, pero no abrió los ojos, sólo se acomodaba. Suspiró aliviado y encendió el auto.

🜲

Salió del vehículo y abrió el asiento del copiloto, con toda la delicadeza que le fue posible tener, removió el cinturón de seguridad alrededor del torso de Beomgyu y pudo sacarlo de este alzándolo como pareja recién casada, se rió al pensarlo y sacudió la cabeza a lo tonto de aquella idea.

Entonces recordó que tendría que regresar a estacionarse y a por las compras, suspiró con fastidio.

Lentamente subió las escaleras con cuidado de no ocasionar ningún golpe a su compañero, no supo cómo pero abrió la puerta de la habitación y entró para finalmente dejar al carmesí en su cama.

Bajó a estacionarse y a sacar las compras del maletero, volvió a la habitación cerrando la puerta detrás de él y puso todo en su lugar, suspiró y fue a cambiarse, miró al carmesí que seguía durmiendo plácidamente, vaya sueño tan pesado tenía, le pareció increíble que no se despertara con nada.

Se quitó el uniforme y lo puso a lavar, y cuando estuvo listo lo puso en la secadora, finalmente lo planchó y lo colgó en la perilla de su armario.

Se recostó en su cama y miró a Beomgyu por unos segundos, el pobre aún tenía el uniforme puesto, pensó en quitárselo y repetir el proceso de lavado y planchado, pero eso sería un poco extraño y, además; el carmesí podía reaccionar terrible ante tal violación de intimidad, podría hasta denunciarlo, y con el odio que le tenía no le sorprendería en lo más mínimo que lo hiciera.

Y pensando en eso, activó su alarma, conectó su teléfono para que cargara y finalmente se quedó dormido.

Hater ➾ YeonGyuWhere stories live. Discover now