♡Capítulo 35

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Ni siquiera sabía cuántos días llevaba en aquel oscuro, frío y húmedo sótano, en el cual sus penas, dolores e incluso golpizas eran enfrascados en una caja de metal sin sonido.

Ya habían extremidades de su cuerpo que no sentía, y aunque sabía que los alfas podía curarse solos, aquellas heridas que tenía eran tan profundas que le habían desgarrado y destruido hasta el alma. Tampoco había comido nada desde que estaba ahí, y su cuerpo estaba empezando a bajar poco a poco su masa muscular.

No había palabras que descubrieran lo que llevaba en su pecho. No dormía por tener miedo de perderse lo único que le quedaba; la voz de su Omega.

Sí, podía escucharlo decirle cosas y llorar, pero no podía responderle. Y aquello era una tortura para él. Porque aquel doloroso llanto hacía que su alfa se descontrolara y llorará también.
Se sentía enojado, impotente y triste.

Aveces lograba ver el rostro de DongMin por las noches en la oscuridad, sonriéndole como solía hacerlo, deseaba tocarlo, se acercaba a él desesperado cayendo en los espejismos de su mente, pero después lo veía desvanecerse dejándolo solo, en aquella bruma fría. Entonces volvía a la realidad, volvía a aquel vacío, a aquel sótano de el cual no estaba seguro si saldría con vida, a ese sufrimiento que lo desgarraba con su alma incompleta en dicha tortura por no tenerlo con él.

Desde que había sido llevado ahí no ha visto luz, ni siquiera en una pequeña grieta. Solamente aquellos tipos iban de vez en cuando a burlarse de él, a golpearlo como si de un saco de boxeo se tratase, incluso el hijo de perra de Wohno le contó a detalles como había abusado de DongMin. Ese día intentó atacarlo, matarlo a pesar de que su cuerpo está hecho trizas. Pero sólo recibió un disparo en la rodilla, haciéndolo gritar de un dolor agonizante.

Hasta el día de hoy aquella pierna no responde correctamente, y sus heridas empezaban a infectarse.

Estaba seguro que en cualquier momento moriría. Y temía hacerlo, porque eso significaba que DongMin también podría morir o enfermarse.

Pero cada día que pasa allí las fuerzas lo abandonaban, las ganas de vivir se esfumaban como humo, lo único a lo que se aferraba era en la voz de él.

También pesaban en la fortaleza de su Omega, probablemente si muere podría y seguir la vida sin él.

Pero de él que estaba seguro que no podía continuar sin tenerlo, era él. Prefería morirse antes que no volver a ver a DongMin.

Una vez más, la puerta de el sótano fue abierta. No tenía energías para voltear a ver quién era y tampoco le interesaba.

—Oh Dios, ¿Todavía sigues vivo? — Conocía la voz de aquella persona que lo visitaba para recalcare una y otra vez que su peor error fue abrir la boca..

Era el director, el cual había sido cómplice de cada uno de las atroces cosas que estaba ocurriendo.

Si no tuviera casi medio cuerpo muerto, ya estuviera encima de él rompiéndole el cuello.

—¿Has comido algo? —Preguntó en un tono cínico, para después darle una mordida a una manzana que traía. Tenía la nariz rota, pero aquel débil olor de la fruta provocó que se sintiera famélico. Obviamente tenía días que no sabía lo que era comer, y el hombre perfectamente lo sabía.

No le respondió, siguió tirado en el suelo con la mirada perdida. Lo escuchó suspirar.

—Te tengo una sorpresa — Le dijo, se acercó un poco más. —Según uno de los informantes que tenemos vigilando a tu DongMin, nos dijo que fue llevado al hospital.

𝐑𝐨𝐨𝐦𝐢𝐞 𝐀𝐥𝐟𝐚 [OMEGAVERSE] 𝘽𝙞𝙣𝙬𝙤𝙤Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon