Capítulo 3

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"Ordene, oficial. ¿Qué hacemos?" pude escuchar en la radio del hombre que estaba enfrente de mí.

—Ataquen. —respondió el oficial.

Los disparos se oyeron en la lejanía y de pronto un gran estruendo se nos vino encima tirándonos al suelo. Todo se volvió negro.


***

Sentía que el cuerpo me pesaba, mi cabeza dolía mucho, apenas pude abrir los ojos solo para volverlos a cerrar debido a la luz cegadora que estaba sobre mí.

—¿Valentina?

Volví a abrir los ojos con cuidado, ya no estaba la luz cegadora, a cambio de eso había un hermoso rostro, y unos labios carnosos que pronunciaban mi nombre.

—¿Qué pasó? —Estaba realmente desorientada.

—Los miembros del grupo criminal de Ecatepec dispararon hacia la autopista, tenían explosivos de larga distancia, uno de ellos explotó muy cerca de nosotros.

—¿Dónde está Luis? —Traté de incorporarme pero me fue imposible, todo me dolía.

—Tranquila, lo están atendiendo en otra habitación, al parecer se fracturó la muñeca.

Tuve que parpadear varias veces, me sentía fuera de órbita. Observé a Juliana, tenía un parche en la barbilla, y varios raspones en su brazo. Su camisa aún estaba manchada con gotas de sangre. Intenté sentarme y ella enseguida me tomó de los brazos para ayudarme, nuestras caras quedaron muy cerca. Sus ojos transmiten una dulzura inigualable.

Comenzó a revisar mi suero como si fuese una enfermera, también lo hizo con el monitor de pulso.

—¿Estudiaste enfermería o algo así? Si es así deberías dejar el noticiero, estoy segura que siendo enfermera correrás menos riesgo.

Sus hoyuelos hicieron presencia con su sonrisa. No sé por qué presiento que esa sonrisa me va a meter en problemas.

—Hace un tiempo, estuve algunos meses en un hospital, creo que aprendí algo de medicina en ese tiempo. Y por lo que veo, tú ya estás mucho mejor, definitivamente no morirás hoy. —dijo de manera graciosa.

Eso me hizo reír, mierda me duele todo.

—Me estás comenzando a caer bien —dije con un poco de dificultad, prohibido olvidar que no debo reír hasta que me recupere.

—Okay... Tomaré eso como un cumplido.

Y ahí estaban de nuevo esos malditos hoyuelos.

—¿Qué te sucedió para estar internada en un hospital por meses?

Su sonrisa disminuyó, su mirada se tornó nostálgica.

—¡Valentina, hija! —Mi padre entró gritando a la habitación— ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Cómo fue que pasó esto?

—Estoy bien, papá. Estoy bien.

—¡¿Estás segura?!

—Estaré mejor si bajas la voz, papá. —mi cabeza retumbaba.

—Lo siento, mi vida. —dejó un delicado beso en mi frente.

—Iré a ver cómo sigue Luis —dijo Juliana—, ahora vuelvo.

¿Ideas mías o Juliana me guiñó antes de salir?

—¿Por qué sonríes, Valentina? ¿Te parece graciosa esta situación? —Estoy segura que tenía cara de idiota por la manera en la que mi padre me miraba—, Llamaré al doctor, creo que el golpe en la cabeza te afectó.

A la luna tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora